La noticia causó impacto en los círculos políticos de Cartagena. La detención, por solicitud de un juez de Santa Marta, de la excandidata a la Alcaldía Rosario Romero Ibarra, por una investigación por peculado, volvió a agitar a las redes sociales.
Romero Ibarra -quien fue designada por el entonces gobierno del presidente Álvaro Uribe como gerente interventora del hospital La Candelaria, de El Banco, municipio del Magdalena- es investigada desde el 2011 por la Fiscalía, por supuestas irregularidades en el manejo de $1.800 millones.
Se le acusa del desvío de estos recursos destinados por el Gobierno nacional, en el 2009, y que iban destinados para el pago de nómina y de servicios en el hospital del vecino Departamento.
En agosto del 2009, Romero Ibarra había hecho público a los medios las amenazas que dijo recibir por parte de desconocidos y que atribuyó a las denuncias por peculado que ella formuló en contra de exfuncionarios de esa institución.
En ese tiempo la dirigente hablaba de un desvío de $27.000 millones que la Nación había girado a este hospital, entre el 2002 y el 2007.
El caso de Romero Ibarra ante los organismos de investigación no estaba en la memoria colectiva de los cartageneros. De hecho, la dirigente política en la pasada campaña a la Alcaldía hizo fuertes críticas contra la corrupción que azota a la ciudad y ninguno de sus opositores le recordó este hecho que estaba en manos de la Fiscalía.
Ella enfiló baterías, en el debate electoral pasado, contra la clase política tradicional que ha gobernado a Cartagena durante varias décadas. Su propuesta hablaba de que era una mujer con las manos limpias y que, de llegar a ocupar el primer cargo del Distrito, iba a gobernar con transparencia para erradicar las prácticas corruptas.
Se hizo célebre durante la campaña porque arremetió contra quien era el favorito, al principio de la contienda política, en las encuestas, el veterano exconcejal de Cartagena, Quinto Guerra Varela. Y luego, cuando se acercaban las elecciones de octubre, Romero Ibarra provocó una gran reacción al anunciar que abandonaba sus intenciones proselitistas y se unía, justamente, a quien más había combatido, a Guerra Varela.
En las redes sociales y la opinión pública hubo fuerte críticas contra la dirigente. Ya ella había sido protagonista en los medios por sus denuncias contra el entonces alcalde de la ciudad, Dionisio Vélez, a quien había acusado de maltrato físico durante una época en que sostuvieron una relación amorosa.
Además, Romero Ibarra había sido esposa del exgobernador Joaco Berrío (2008 y separado del cargo en el 2009), y a quien también acusó de maltrato durante sus años de convivencia.
Este nuevo capítulo en la vida de la controvertida dirigente, la vuelven a poner en el ojo del huracán, tras haber guardado bajo perfil durante unos cuatro meses.