La visión apocalíptica del más preciado tesoro de Cartagena, como lo es su centro colonial, sumergido en las aguas del mar Caribe no es una posibilidad remota ni la escena inimaginable en la vida real de una película futurista para ver cómodamente en una sala de cine comiendo palomitas de maíz.
El estudio ‘Cartagena competitiva y compatible con el cambio climático’, Plan 4C, indica que hubo variaciones en el nivel del mar de 15 y 22 centímetros en los últimos 100 años y que pueden esperarse aumentos de 2 a 5 milímetros por año.
En esta capital aún se recuerda la imagen de hace unos dos años cuando se desgajó una ‘tormenta bíblica’ que provocó lluvias y un mar de leva inundó dramáticamente el centro histórico. El fenómeno obligó a cientos a salir de sus sitios de trabajo en objetos flotantes. Las aguas subieron más de medio metro en varios sectores.
También a finales de los 80 se vivió la tragedia más recordada de la historia reciente de esta capital: el coletazo del huracán Joan.
El director de la División de Patrimonio del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, IPCC, Alfonso Cabrera Cruz, recuerda cómo quedó en aquella oportunidad la ciudad devastada por el fenómeno natural, hasta el punto de que los residentes del sector turístico de Bocagrande tenían que salir en botes hacia el centro histórico porque no había otra forma de comunicación.
LA AMENAZA ACTUAL
Hoy sobre Cartagena, una ciudad que fue construida, como dice Cabrera, sobre un sistema lagunar de mangles, pesa una amenaza, producto del cambio climático, que no es lejana y que puede acabar con gran parte del sector residencial, comercial y hotelero del corralito de piedra.
El Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, Invemar, asegura, de acuerdo con sus estudios sobre el particular, que es el centro amurallado una de las áreas geográficamente de mayor vulnerabilidad ante los impactos evaluados.
¿Estarán, pues, las calles, plazas, murallas, iglesias y palacios construidas en los años 1.600 bajo el agua marina cuando una de las consideradas ciudades más hermosas de América cumpla sus 500 años de fundada en 2033?
Se pregunta Cabrera –advirtiendo de paso que no se trata de crear falsas alarmas o pánico– ¿si al llegar al quinto centenario de la ciudad de piedra habrá celebración o congoja? o ¿si la considerada ‘sala’ de este país, la ciudad equivalente a la famosa plaza de San Marcos, en Venecia, Italia, para entonces sea un recuerdo?.
'No es para crear terrorismo, pero el cambio climático es una realidad y los niveles del mar crecen cada año', recuerda.
OBRAS DE PROTECCIÓN
El estudio financiado por el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido y la Dirección General de Cooperación Internacional de los Países Bajos, ejecutado por Invemar y entregado el año pasado a la Alcaldía, dice que si de aquí al 2040 no se realizan las obras de protección costera no solo la ciudad vieja, sino Bocagrande y otras áreas del litoral sucumbirán por el aumento del nivel del mar.
Indica que las nuevas proyecciones climáticas del planeta auguran un incremento de la temperatura de 2 grados centígrados y que el nivel de mar se elevará en Cartagena entre 60 y 80 centímetros.
El ecologista y exdirector del Ente Púbico Ambiental del Distrito, Rafael Vergara, advierte que 'serían graves' las consecuencias que podría sufrir la ciudad histórica por este fenómeno. Y agrega: 'Esto es urgente, un tema prioritario'.
Sostiene que 'el agua tiene memoria' y afirma que 'Cartagena fue construida dentro del mar'.
Recuerda que es un relleno lo que hoy se conoce como el parque de La Marina, ubicado junto a las murallas y frente al muelle de La Bodeguita, donde los turistas se embarcan hacia las islas del Rosario. También dice que el sector de La Matuna, en la zona de influencia del casco colonial era agua. Y que Getsemaní y el centro eran islas.
PUEDE VOLVER A SUCEDER
Cabrera sostiene que 'estamos a tiempo para evitar lo peor'. El restaurador, historiador y catedrático señala que las obras que se requieren para proteger de la furia del mar a Cartagena 'valen menos' que una refinería de hidrocarburos y que ya, en otras ciudades del mundo, lo están haciendo, como en el caso de Venecia.
'Venecia es la hermana gemela de desgracia de Cartagena. Sufren las mismas secuelas, pero en esa ciudad llevan varios años trabajando para evitar lo peor, por ejemplo con sistemas de esclusas', dice.
Agrega que los Países Bajos (Holanda) lo han demostrado porque han edificado un país, incluso en zonas que están por debajo del nivel del mar.
Vergara, por su parte, sostiene que los estudios y los diseños de defensa costera están, pero que falta ejecutarlos. Dice que con barreras blandas, como los manglares, que son unos controladores de mareas, y con malecones, rellenos hidráulicos, como se acaba de hacer en el túnel de Crespo, y espolones se puede evitar una futura arremetida del mar.
Para Cabrera, si no existiera la llamada escollera de la marina, que es una muralla debajo del mar, incluso más grande que las que se aprecian hoy, y construida en la época del imperio español, en la zona costera de la Avenida Santander, el mar llegaría hoy hasta dentro de la ciudad amurallada.
'Cartagena siempre ha estado a flor de agua. Hay que recordar que el mar destruyó tres veces las murallas y tres veces se volvieron a construir', agrega. Hasta que finalmente el cordón de piedra protegió a la ciudad de los embates de la naturaleza y de los ataques de los corsarios.
UN PLAN NECESARIO
El informe ‘Cartagena competitiva y compatible con el cambio climático’ advierte que 'el patrimonio se ve afectado por las inundaciones, la erosión costera y los mares de leva, a lo cual se suma la falta de mantenimiento requerido para las estructuras de protección erigidas desde la época colonial'.
Y agrega que 'el escenario climático más pesimista (sin acciones de adaptación) plantea que el 86% de las edificaciones del patrimonio histórico se encontrarían en áreas inundables al 2040. Dicho riesgo se podría reducir en un 25% si se toman medidas adecuadas de mitigación y adaptación, como, por ejemplo, el mantenimiento, mejoramiento y construcción del sistema actual de drenajes del Centro Histórico (Invemar et al., 2012)'.
En ambientalista Vergara apoya esta propuesta. Cuenta que Cartagena está a nivel del mar y que las arterias o venas de la ciudad son los canales pluviales que llevan el agua al mar Caribe, a la ciénaga de La Virgen y a los caños internos, y que por eso es frecuente ver que muchos sitios del centro están inundados en ciertas épocas del año, como en la zona del hotel Santa Teresa, sin que haya llovido. Es el mar que se mete a la ciudad cuando crece su nivel y se cuela por los canales pluviales.
El Plan 4C propone, entre otras acciones, 'revitalizar plazas, plazoletas y ejes peatonales en el Centro, San Diego, La Matuna y Getsemaní con obras que contengan componentes de adaptación, con arborización nativa'.
Para Rafael Vergara nada más es ponerse a ver la línea de costas por el sector amurallado de La Tenaza para constatar, entonces, cómo el mar ha penetrado hacia la ciudad. Y el director del IPCC, Alfonso Cabrera, también advierte que solo es ver el fuerte de la isla de Bocachica para evidenciar lo que está sucediendo: el mar cada vez amenaza más a lo que hoy es uno de los patrimonios históricos y culturales de la humanidad en el Caribe colombiano.