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La devoción pudo más que las restricciones y alertas de riesgos. Decenas de cartageneros, hicieron caso omiso al llamado de las autoridades distritales, y en lo que ellos denominaron un ‘gran acto de fe’ subieron a lo más alto del cerro de La Popa para acompañar a la Virgen de la Candelaria en su descenso hacia la Iglesia La Ermita.

La declaración de calamidad pública ante el riesgo de desplome de La Popa no parecía preocupar a quienes con la imagen de la virgen en hombros, bajaban del empinado cerro gritando: 'Viva la Virgen de la Candelaria', 'viva la patrona de los cartageneros'.

Sofía Pinedo, una fiel devota de la también llamada Virgen Morena, aseguró que asumir el 'riesgo' fue para ella una muestra del gran amor que siente por 'quien nunca la ha desamparado en los momentos más difíciles'.

'Ella es la patrona de los cartageneros, no podíamos dejarla sola en su día. Todos los que estamos aquí confiamos ciegamente en que la Virgen de la Candelaria nos iba a hacer bajar sanos y salvos', dijo la docente, quien recorrió la procesión de principio a fin.

Sin embargo, no todos se arriesgaron y una gran romería aguardó pacientemente por la virgen hasta su llegada al pie del cerro. Allí, la procesión se hizo una sola, mientras quienes habían terminado el descenso gritaban airados: 'Sí se pudo'.

José Beltrán, sacerdote del Convento de La Popa, seañaló que esta procesión es una tradición de 400 años de historia, lo que explica su fuerte arraigo a la cultura cartagenera.