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Un recubrimiento especial a base de silicio y titanio sería la clave para proteger las murallas de Cartagena de la biodegración a la que estaría expuesto este escenario patrimonial por cuenta de los múltiples microorganismos, que según un estudio de la Universidad de Cartagena, habitan en el interior del cordón amurallado.

El Laboratorio de Investigaciones en Catálisis de Materiales de la Universidad de Cartagena prendió esta semana las alarmas sobre la presencia de la denominada ‘costra negra’, una especie de ecosistema bacteriano que se alimenta de la roca coralina de la que está hecha la muralla, y que a largo plazo podría generar graves daños en la estructura del cordón amurallado.

Roy David Tatis, magíster en química y miembro de este laboratorio de investigación, fue el encargado de desarrollar y producir una especia de ‘pintura’ de recubrimiento, cuya efectividad ya ha sido probada a escala de laboratorio, y que tendría un valor aproximado de producción, que oscila entre los 1.800 y 2.000 mil millones de pesos, para ser aplicado en los 3.2 kilómetros que integran la muralla.

En diálogo con EL HERALDO, Tatis detalló que este material funciona como un fotocatalizante que ante la presencia de la luz solar genera otras sustancias químicas que protegen las rocas de los agentes contaminantes.

Alfonso Cabrero, director de la división de patrimonio de Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, aseguró que la situación de las murallas es mucho más compleja de lo que se ha analizado hasta ahora, y que las medidas para su protección deben quedar en manos de los expertos.