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Cuando Libardo Tanus Arrieta escucha la corneta del camión salta de la cama y corre de inmediato en busca de sus canecas amarillas. 

Lo mismo hacen sus vecinos del barrio San José del municipio de San Jacinto (en el departamento de Bolívar a 120 kilómetros al sudeste de Cartagena). Todos salen presurosos a las terrazas de sus casas para aguardar lo que será por escasas horas un alivio en medio de la crisis por la falta de agua. 

El afán es por esperar el viejo camión gris que llega a las 6 de la mañana cuatro veces a la semana desde El Carmen de Bolívar (municipio vecino a 15 kilómetros de San Jacinto),  es para poder abastecers para los quehaceres de sus hogares durante el día.

Esta misma situación se repite en todos los barrios de San Jacinto, donde los usuarios ya están agobiados por la emergencia que vive la población, afectada además por 185 casos de dengue detectados en lo que va corrido del año.

El negocio del agua

Entre semana cada familia de San Jacinto está gastando entre 40 y 70 mil pesos para comprar agua. Lo anterior, si se tiene en cuenta que cada caneca cuesta 700 pesos. En días de verdadera emergencia, y aprovechando el desespero de los sanjacinteros, los comerciantes que viajan en los carrotanques la ofrecen hasta en mil pesos. 

'Hoy es un día en el que no tengo una sola gota de agua en mi casa ni para suplir la sed y menos para los quehaceres propios de una vivienda. Desde todo punto de vista esto es deplorable en un pueblo con más de 240 años de historia', asegura Ismael Angulo Barreto.

A los alcaldes –añade– no les alcanza ni el tiempo, ni la plata que le llega al municipio para solucionar este problema. 'A veces me toca perseguir al carrotanque y ni así llega al sector donde yo vivo. Muchas veces el agua del camión se acaba y muchos barrios quedan sin agua'.