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Cartagena empezó –oficialmente– a dar sus primeros pasos hacia la sustitución definitiva de los coches de tracción animal por una alternativa eléctrica que busca, principalmente, acabar con el uso de caballos para servicios turísticos en el centro histórico de la capital bolivarense, un añejo uso que ha generado infinitas denuncias por constantes abusos y malos tratos de los ‘jinetes’ contra los equinos.