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El 80 por ciento de los habitantes de los barrios El Pozón y Olaya Herrera de Cartagena sobreviven del mototaxismo, de las ventas ambulantes de verduras y frutas en carretillas. También de los puestos fijos de fritos, o de las ventas de sopas en las puertas de sus casas.

En opinión de Ricardo Chica, catedrático de la Universidad de Cartagena, esta es una de las causas por las que un alto porcentaje de los pobladores de estos dos sectores incumplan la medida de aislamiento obligatorio para prevenir el coronavirus.

El Pozón, con 295 casos, y Olaya, con 392, registran los mayores casos en la ciudad.

'Es demasiada gente que vive del día a día, que resuelve su situación económica en la calle. Este elemento recurrente constituye un factor que puede incidir para que la gente salga de sus casas a ganarse la vida, recordemos que la pobreza histórica de Cartagena oscila entre el 40 y 70 por ciento de la población', explica.

Los sectores mencionados son habitados en su mayoría por desplazados y migrantes que permanecen en condiciones de hacinamiento. En cada casa conviven hasta dos y tres familias, a las que les toca soportar altas temperaturas climáticas, más los cortes continuos de Electricaribe.

'Hay que tener en cuenta igualmente el aspecto cultural, relacionado con la interacción social que se ve en mucho en los sectores populares de la Costa, que tiene que ver con la ética de la tenacidad, de hacerle resistencia a una situación de precariedad, pobreza y miseria'.

Una de las tácticas –añade– está relacionada con las redes de solidaridad, por eso vemos que los vecinos se ayudan unos con otros, se pasan el plato de comida, cuidan a los hijos de unas y otras, incluso se prestan un poco de aceite de cocina, entre ellos.

Desplome de economía

Según Celis, sin desconocer la falta de disciplina social, el hambre desespera a cualquiera. 'No es echarle la culpa a la gente, porque eso lo que hace es encubrir la falta de claridad que las instituciones pueden tener sobre la situación'.

Además, recalca que la pandemia hizo que la economía de la clase media y baja se desplomara. 'En Cartagena es tremendamente dramático porque un alto porcentaje vive del turismo extranjero. La ciudad recibió más de medio millón de visitantes en el 2019. ¿Quién está pensando de qué vamos a vivir ahora que pase el virus? ¿Cómo se va a reconfigurar esto si el retroceso es de 15 y 20 años en materia de desarrollo económico?'.

Para dirigentes comunales como Luis Buelvas, delegado de la Junta de Acción Comunal de El Pozón, el gran dilema que ronda a los cartageneros de extrema pobreza es uno solo.

'Sí, le tienen miedo el virus, pero se hacen la pregunta: '¿De qué te quieres morir, de hambre o de coronavirus?' No hay más opciones'. En estos dos populosos sectores, considerados como la ‘Wuhan de la Costa’ por el alto crecimiento de infectados; otro líder como Elber Méndez, presidente de la Junta de Acción Comunal sector Rafael Núñez, considera que ha faltado más ayuda humanitaria.

'Fue un mercado con 11 bolsas de arroz, cuatro latas de atún, cuatro panelas, dos bolsas de leche en polvo, que debíamos gastar en un mes. Ya van más de tres meses de aislamiento, la gente está desesperada, tiene que salir a rebuscarse', añade.

En la familia de Méndez, al igual que en la mayoría de las de El Pozón, la situación es precaria porque todos están desempleados.

Su hermana, que se recuperó de COVID y vive en el barrio Nelson Mandela, los ayuda enviándoles arroz, atún; mientras que amigos cercanos los apoyan de vez en cuando con algunos recursos.

Su papá Apolinar, que se gana la vida en la albañilería, quedó de brazos cruzados desde la pandemia. Ahora viaja en bicicleta todos los días a Turbaco a cuidar unos cultivos. 'Le pagan con yuca, ñame, lo que siembran allí'.

Igualmente reciben ayuda de su hermano Edwin, un vendedor de tinto, casado y padre de tres hijos.

Pero para Méndez otro problema es la crisis de la red de hospitales, que se ha deteriorado aún más con la actual emergencia.

'En el hospital de El Pozón no hay condiciones dignas para atender pacientes COVID y con otras patologías', asegura.