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Una pareja falleció hoy en horas de la madrugada en un reconocido motel de Cartagena tras inhalar monóxido de carbono del vehículo que, al parecer, dejaron encendido en el parqueadero de la habitación. La Policía reportó que una de las víctimas fue identificada como Luis Alberto Pérez Ortíz, de 27 años, quien estaba en compañía de una mujer que no tenía documentos de identidad.

Lo que se logró establecer es que la pareja departía alegremente en una tienda del barrio Vista Hermosa y a las 1:15 de la mañana decidieron tener un momento de intimidad luego de departir alegremente con varios amigos. Al momento en que iba a salir la pareja, entre varios amigos, le ayudaron a Pérez Ortíz a encender el vehículo empujándolo.

Al motel llegaron, según reza el informe policial, a la 1:45 de la mañana y pidieron un servicio de habitación con parqueadero. El ingeniero, en vista de que el vehículo tenía problemas mecánicos, decidió dejar el carro encendido antes de ingresar a la habitación.

La habitación se llenó de monóxido de carbono y solo tres horas después los empleados del motel se trasladaron hasta donde estaba la pareja atendiendo así el manual de servicio del establecimiento. Primero los llamaron por el citófono y en vista de que no contestaban, decidieron violentar la puerta y encontraron los dos cuerpos en la cama.

Unidades de la Sijín adelantaron las diligencias de levantamiento y traslado de los cuerpos a la morgue de Medicina Legal. Familiares y amigos de la pareja llegaron hasta esta dependencia y, en medio del llanto y de abrazos, lamentaban lo que había sucedido.

El comandante de la Policía Metropolitana de Cartagena lamentó lo sucedido y explicó que se vienen adelantando las investigaciones de rigor para intentar esclarecer lo sucedido. Expertos en materia criminalística consultados explicaron que la muerte por inhalación de monóxido de carbono bloquea la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y se produce una grave lesión de pulmón y de cerebro e, incluso, puede provocar la muerte.

Sus síntomas se manifiestan de inmediato o gradualmente tras una exposición prolongada: mareo, falta de aliento, dolor de cabeza, confusión, naúseas y desvanecimiento. Una vez que penetra en los pulmones, causa un adormecimiento paulatino y parálisis de los músculos. Tras ese estado de sopor llega la pérdida de sentido y la parada cardiaca.