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Bajo un inclemente sol, dentro de una garita de las murallas, ubicada a unos metros de la casa del Nobel Gabriel García Márquez, en el Centro Histórico, un hombre, de 25 años; y una mujer, de 23, fueron sorprendidos ayer, cuando, delante de sus dos niños, sostenían relaciones sexuales.

Los amantes fueron interrumpidos en plena acción a las 12:30 del mediodía de ayer, cuando las murallas están prácticamente solas, sin turistas, por razones de la sofocación de la época y la hora que es dedicada al almuerzo.

Fueron unos patrulleros motorizados de la Policía los que, en un recorrido de rutina, decidieron chequear la zona monumental.

El agente que hizo el procedimiento le contó a EL HERALDO que se llenó de curiosidad por el movimiento y los 'raros' ruidos humanos que salían de esta zona de piedra centenaria.

Al acercarse encontró a la pareja en pleno clímax de amor, bajo la canícula de mayo.

El uniformado, atónito ante lo que presenciaba, se acercó al hombre y a la mujer y les dijo que les daba unos segundos para que se arreglaran la ropa y se pusieran a su disposición.

Lo más grave que observó el policía no fue sólo que los amantes no tuvieran reparos de practicar sexo al aire libre, sino que lo hicieran delante de dos niños, menores de seis años, que el hombre dijo que eran sus hijos.

El hombre, atendiendo la petición del patrullero, se subió a la cintura una vieja pantaloneta que tenía sobre los tobillos, mientras que la mujer también hizo lo propio con una minifalda de colores vivos, que tenía levantada hasta el ombligo.

Alterado, porque, según él, le interrumpieron su derecho a la intimidad, el hombre intentó convencer al agente para que le restara importancia a lo ocurrido.

Sin embargo, contrario a esa petición, el apasionado protagonista del romance en las murallas, tuvo que sacar su cédula para comprobar si tenía problemas con la justicia, con tan mala suerte que se encontró que había una reseña por hurto agravado.

Esto obligó al policía a llevarlo a la Sijin, en el comando ubicado en el barrio de Manga, para comprobar de qué se trataba su historia.

Más tarde, el amante, que es nativo de La Virginia, Risaralda, recuperó su libertad por cuanto ya había cumplido la condena.

Mientras tanto, su mujer tomó de la mano a sus dos hijos, se alejó del lugar, y abordó un taxi sin decir una palabra.

Las murallas: ¿preferidas para practicar el amor al aire libre?

El encuentro sexual descubierto ayer por la Policía Metropolitana de Cartagena, en pleno Centro Histórico, se dio un día después de que la Alcaldía manifestara su preocupación ante el creciente número de enamorados que utiliza las murallas para pintar grafitis y representaciones afectivas.

Corazones, mensajes de amor y toda clase de dedicatorias fueron borradas recientemente, con agua y cepillo, por funcionarios de la Escuela Taller Cartagena de Indias.

Para algunos no es extraño que las murallas, que son un monumento Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, sean sitio predilecto para practicar el amor al aire libre y sobre todo frente a las espumas y verdor del mar.