“Tweet, me pareció ver a un lindo gatito”, frase constante de Piolín en los ‘paquitos’. El canario se las ingenia siempre para salvarse de la persecución de Silvestre. Relación desigual por tamaño de gato y canario.
Viene a cuento la historieta ahora que el gato es cantante (Silvestre Dangond) y Piolín su admirador. Historia también desigual, ya no de Warner Bros, en la que Piolín (Moisés Molina) es menor de edad y un ser vulnerable, cuya protección depende de sus padres, familiares y el Estado, en primer lugar, y de la sociedad en general. De ahí que todas las personas estemos obligadas a favor de los niños cuando se atenta contra su dignidad o sus derechos.
Los de la infancia son derechos universales e irrenunciables. Su desconocimiento no puede justificar su vulneración ni el más leve atropello a la dignidad e integridad de niños y adolescentes. Cuando Silvestre toca los genitales de un niño está abusando de su condición de adulto, de su tamaño (frente a Piolín) y de su estatus de ‘personaje’ admirado. El problema no es si el hecho ocurre frente a un público o en su vida privada. No son los ‘escenarios’; es el hecho en sí mismo cuando puede generar una situación intimidante, abusadora, denigrante, irrespetuosa. Más si se trata de menores entre sus seguidores y fans.
Basta repasar lo consagrado en la Declaración Universal de los Derechos del Niño, para entender que en el manoseo del cantante al niño fueron vulnerados varios de sus derechos: “crecer en una familia que les dé afecto y amor” (padre fallecido, madre y abuela ausentes del evento); el “derecho a la libertad” (el niño no está en edad de decidir sobre quién pueda tocar sus genitales), y es imposible que conozca la dimensión psicológica y jurídica de lo que aconteció en ese concierto. Pero también está siendo vulnerado su derecho a la “protección contra toda forma de explotación”. Con la dádiva (“aguinaldo, pero doble”), Silvestre se sintió ‘autorizado’ a manosear (perseguir) a Piolín. El análisis de la situación nos permite observar el carácter prostituyente: ‘si te doy dinero puedo tocarte’, es el mensaje no verbal en el lamentable episodio. ¡Inaceptable!
El abuso sexual tiene diversos grados y el manoseo es uno de ellos. Se hace indispensable la protección del Estado y de la sociedad. No es un ‘fenómeno cultural’ de la Región Caribe el irrespeto hacia la infancia, como tampoco hay excusas en el desconocimiento de sus derechos por parte de la abuela y la tía del niño. Ligereza que se refleja en las entrevistas concedidas.
Bien por el ICBF y por la denuncia penal del ex magistrado Augusto Ocampo. Irresponsable consideración esa de ‘cariño y espontaneidad’ del cantante, con la cual algunos sectores de fans quieren excusar a Silvestre Dangond. Los abusadores también se encariñan, son irreflexivos y pueden ser espontáneos...
Josefina Blanco Dugand
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