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Dios le dio la orden a Moisés, de acuñar en tablas de piedra 10 mandamientos: Éxodo 20-8 y santificar las fiestas, es el tercero en su orden.

Existen fiestas religiosas, fiestas de los santos y fiestas marianas. Entre algunas de las fiestas religiosas están: La Semana Santa, Pentecostés, La Navidad, La Ascención de Jesús al cielo, La encarnación de Jesús, La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, entre otras ...

Fiestas de los santos: San José, 19 de marzo; Santa Bernardita, 16 de abril; Santa Teresa de Jesús, 15 de octubre;Día de los ángeles custodios, 2 de octubre; San Miguel; San Gabriel; San Rafael Arcángel, 29 de septiembre. Fiestas Marianas: Nuestra señora de Fátima,13 de mayo; Nuestra señora de la virgen del Carmen; Asunción de la virgen María, 15 de agosto; Nacimiento de la virgen María, 8 de septiembre; Nuestra señora de la candelaria, 2 de febrero.

Santificar se puede reemplazar por el verbo respetar. Pero, ¿en realidad sí se cumple esto en las fiestas religiosas? La respuesta salta a la vista, por ejemplo: en la fiesta de la virgen del Carmen, una devoción mezclada con fuertes rasgos de pecado, paganismo y burla. ¿Quién dijo que a la virgen María, que es toda pureza, humildad, y santidad le agrada ver a sus fieles tomando, emborrachándose y profanando su fiesta?, no pensemos qué dirá el párroco de todo esto, sino, qué pensara Dios y la virgen María de este relajo con apariencia de bien.

8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción. Qué pena para los entendidos en la materia; el 8 de diciembre no es para celebrar la Fiesta de las Velitas, sino, la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

A través de los medios de comunicación, se le da más importancia al hecho de llevar unos faroles en procesión y prender unas velas en el frente de las casas, que resaltar la importancia que representa tanto para el cielo como para la Iglesia católica el dogma de la Inmaculada Concepción.

La verdadera devoción a la Virgen María no solo se limita a algo exterior y de vez en cuando, sino a una devoción permanente, sincera y con el debido respeto que la Virgen María se merece.

Nubia Esther Mendoza Martínez