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Los encasillaron como ‘salsa’, se colaron en el movimiento musical por la época en que salieron al ruedo. En plena euforia salsera, este grupo venezolano, de los hermanos Luis Felipe y Nelson González. Compositores de la mayoría de sus éxitos, bastante que los bailaron los barranquilleros. Hacían la diferencia salsera y de la buena. Se iniciaron por el año 1965, influenciados por el boogaloo y el swing y competían en Venezuela con Billos Caracas, Los Blanco y Los Melódicos. Llegaron por estas tierras rumberas a finales de esa década. Acompañaron a los bailadores en plena época de la salsa dura; Barranquilla y Cali, los acogieron dándoles espaldarazos a sus resonantes éxitos. Eran apenas nueve, entre músicos y cantantes. Trombones y trompetas, más el protagónico piano en los solos guaracheros. En arreglos y armonía era inigualable, donde Nelson González era el genio, al mejor estilo Lino Frías. Discomoda, sello venezolano, produjo buena parte de sus resonantes éxitos, desde unos de los primeros, El son del papelón. Sus canciones aún suenan y se bailan: El rey del ají, La sirena, La saporrita, La proclama, La chaperona. Para la posteridad quedó la música de estos artistas venezolanos, como los inolvidables y bailables: El ritmo de allá y Juancho José (1971). A los hermanos bolivarianos desde acá les pedimos que produzcan más “Nelson y sus estrellas” para oxigenar el ambiente musical.

Pablo Romo Romo
romoromop@hotmail.com