Una vez en una reunión de negocios que tuvo mi padre con unos comerciantes de alto poder económico. Cuando finalizó dicha reunión, mi papa les advirtió a los asistentes que toda la plata que el había asesorado, era dinero limpio, ganado con el sudor de su frente.
Yo, su hijo último, éramos nueve hermanos. Estaba siempre atento de su posición en todo sentido de la palabra, para cuando estuviera listo, fuera como mi padre.
Un caso curioso, me paso en estos dias cuando fuí al banco para depositar $17.000. Luego de entregarle el dinero a la asistente, me acerque a la gerente para que me diera mi saldo actualizado, pero algo inusitado pasó.
Ella, al verificar mi cuenta bancaria, me dijo muy alegremente que tenía un saldo de $1.888.000 en total.
Esto me sorprendió, ya que semejante suma no cabia en mis cálculos. Le dije que averiguara con la cajera que me atendió, si era exactamente el valor que tenía en el banco. Le dije que había la posibilidad de que algún familiar me habría beneficiado con una consignación, solamente era una posibilidad. Al regresar la gerente me dijo:"usted fue mandado por Dios" porque la cajera se había equivocado.
Cuando vivía en Estados Unidos tuve otra anécdota donde trabajaba poniendo carpetas, fue algo muy sorpendente. Un día cualquiera, cambiando y poniendo nuevas alfrombras al desocupar las cosas que estaban en la parte de arriba de una carpeta vieja me encontré con la sorpresa de dos millones de dólares, inmediatamente fuí donde el jefe y le entregué su dinero, sin decirle una sola palabra a mi compañero de trabajo que era alcoholico. Otro dia cuando fuimos a poner una alfonbra nueva, tropezamos con una caja de un metro cuadrado, al caer la caja, vios que staba totalmente llena de dólares de cien, enseguida tomé 20 dólares y se los regalé a mi amigo, diciéndole "Melchor te voy hacer un regalo, te compraré una botella de sello negro," y así lo hice.
A los pocos dias Melchor le regaló un carro nuevo a su esposa.
Al llegar a mi hogar, le conté a mi padre y él me dijo: "Te mereces un preciado regalo y te prometo baja palabra de caballero que esa suma que no robaste, te la doblo yo."
El mejor legado que me dejo mi padre fue la honestidad.
Fabio Hernández Nuñez