¿Cómo es posible que el magisterio haya tenido la necesidad de llegar al punto del cese de actividades laborales, debido a las precarias condiciones presentadas en las instituciones educativas oficiales de todo el país?
En primera instancia, podríamos mencionar que a los estudiantes no se les brinda almuerzo; en infraestructuras, las condiciones físicas son pésimas, hay hacinamiento en los salones de clases, donde el espacio no es suficiente para la cantidad de estudiantes. Cabe anotar que es de vital importancia tener un mejor ambiente en el proceso del aprendizaje. Entonces, ¿como el Gobierno pretende que tengamos jornadas únicas, si las condiciones básicas de mejoramiento no son las más adecuadas? Debido a estos factores, la mayoría de los niños y jóvenes no tienen ese entusiasmo y disponibilidad para llegar a las instituciones y no sienten al colegio como su segundo hogar, que debería ser el lugar donde se perciban las ganas y la voluntad y que se den cuenta de lo necesario que es la educación en la persona para que sean capaces de diseñar su forma de vida teniendo como base el estudio (ser alguien en la vida y progresar para el bien común).
Un aspecto que nos tiene altamente resentidos e indignados con el Gobierno es, en cuanto a nuestro salario, se quiere una educación integral, pero, ¿dónde está el salario integral de los maestros? No es justo que los congresistas no más por estar por un periodo de 4 años en el Gobierno adquieran una pensión que cubre más de veinte salarios mínimos y nosotros los educadores tenemos que esperar veinte años de servicios y tener cincuenta y cinco años de edad para lograr una pensión regular de cuatros salarios mínimos, solo si el educador llega a la categoría trece en el escalafón docente.
Además, el Estado se ha centrado en que en Colombia hay excelencia académica, ignorando así la pobreza absoluta, la cual repercute en el bajo potencial del nivel educativo de nuestros estudiantes. Ya que esto se refleja en las diferentes pruebas de conocimiento que se hacen para medir y corregir el rendimiento académico en nuestro país, que en los últimos tiempos han sido mediocres en cuanto al puntaje promedio en los resultados.
¡No hay derecho nosotros los educadores merecemos más consideración porque el presidente, su gabinete de ministros y congresistas para llegar a sus curules primero tuvieron que pasar por las aulas del maestro.
Amanda Salgado Castro
Profesora en Palermo (Sitionuevo/Magdalena).