Compartir:

Después de un receso de doce años, Voz Veis, la banda venezolana que hace dos décadas cautivó con sus baladas románticas los corazones de sus seguidores anunció el tour que, según las propias palabras de sus integrantes, simboliza no sólo el gran regreso de la banda sino también el cierre de un ciclo.

El 21 de septiembre de 2024, fue el turno para la ciudad de Barranquilla y el Teatro José Consuegra Higgins fue testigo de lo que sería una noche llena de alegría, baile, nostalgia, y emociones a flor de piel.

Con éxitos como: La niña de mis ojos, Cosita Rica, Farolito, Segundo Plato, Aunque sea Poco y muchos más, la agrupación se encargó de evocar a la Venezuela de antes. La Venezuela que los vió nacer y crecer como artistas. La Venezuela próspera, cálida, emergente. Esa misma que permanece en sus mentes y corazones.

El recinto estaba completamente lleno y entre los asistentes no sólo estaban Barranquilleros, sino que se encontraban presentes muchos venezolanos, que disfrutaron de la noche como si estuvieran en su propia casa.

Reconozco que sabía que estaría en un concierto muy especial pero lo que viví sobrepasó todo lo que pude haber imaginado. Pasé de ser una asistente a un concierto, a ver con mis propios ojos la realidad que tantas veces sólo había podido observar a través de la televisión.

Pude tener a mi lado y también en los diferentes lugares del teatro a venezolanos que residen en Barranquilla y otros que llegaron desde diferentes lugares para sentirse más cerca de su País a través de cada canción que coreaban con los ojos llenos de lágrimas. Los vi elevar las banderas de su País que llevaron y también ví cómo le llevaron esas mismas banderas hasta el escenario a los integrantes del grupo, para quienes fue difícil no quebrarse.

En medio del concierto, también hubo una pareja que se comprometió en matrimonio. El chico le propuso y ella aceptó. Los integrantes del grupo y todos los asistentes nos emocionamos y uno de los Voz Veis dijo una frase que se quedará para siempre grabada en mí: " Amar es para los valientes”.

A mi lado, estaba sentada María Luisa. Vestida con jeans y camisa blanca. No sé si nos volvamos a encontrar en la vida, lo que sí sé es que nunca olvidaré su rostro. Y es que no se puede olvidar a quien sin conocerme lloró al decirme que es venezolana. Me tomó de las manos varias veces mientras cantábamos. Me dijo que tuvo que dejar todo e irse junto a su familia de Venezuela para Estados Unidos a iniciar de cero.

Me dijo que por esos días estaban en Cartagena y al enterarse del concierto en Barranquilla sabía que no podía perder la oportunidad de verlos y sentir a su Venezuela más cerca. Me contó que no había día que no extrañara estar en su País y que tenía la fe en Dios que algún día iban a poder volver. Y ese fue el sentimiento que predominó durante la noche. El de muchos ciudadanos que tienen el anhelo de volver a su Venezuela.

Ya no necesito ver más imágenes en los noticieros. Ya vi de cerca la añoranza con la que deben lidiar a diario los venezolanos. Ya sé cómo se ve el amor que crece aún en medio de la distancia. Ya conocí lo que es la lucha constante por ver florecer al lugar del que son parte. Sin buscarlo, pero con la certeza que ya estaba escrito en mi destino conocí sus sentimientos, su dolor y su valentía, su tristeza y su esperanza, sus lágrimas y su amor por un País del que apenas nos separa un puente.

No sé si te vuelva a ver María Luisa. Tampoco si llegues a leer mis líneas, pero estoy segura que Dios te sentó a mi lado en el lugar menos esperado para que fueras una maestra y me enseñaras el verdadero significado de Patriotismo precisamente en el mes en el que en Colombia celebramos el amor y la amistad.

Por eso, Voz Veis, La Última Función, World Tour en Barranquilla fue mucho más que un concierto. Gracias Dios. Gracias Vida. Sin duda, la persona que hoy escribe este texto es otra después de haber vivido esa noche.

María Leonor Sierra Almanza.

Especialista en Derecho Público.

Especialista en Comunicación Pública.

Magister en Derecho Público.