El pasado 30 de octubre tuvimos la lamentable noticia del fallecimiento de una niña de 2 años, en el municipio de Santo Tomás, al atragantarse con un dulce. La información del fatal incidente registra que, “la madre le dio un caramelo a la niña mientras se dirigían a la guardería, la niña se lleva el caramelo a la boca, pasado unos minutos la madre observa que la niña no puede respirar, por lo que fue traslada hasta el hospital de la localidad a donde llegó sin signos vitales”.
Este triste episodio me hizo recordar los numerosos casos que pudimos atender siendo medico asistente en las Urgencias del Hospital Universitario y del Hospital Pediátrico de Barranquilla, hace más de 30 años, cuando llevaba por interés académico y epidemiológico, “las estadísticas de casos no fatales y fatales por la aspiración de un cuerpo extraño, registrados en esas dos instituciones”. Observamos, con preocupación, que hoy persisten hechos y circunstancias individuales en la ocurrencia de estos accidentes, como el que nos ocupa, por un niño caminar o correr mientras tiene comida en su boca. Fenómeno que se explica porque los objetos pequeños quedan atascados en la garganta y bloquean las vías respiratorias, lo que impide la llegada de oxígeno a los pulmones y al cerebro, y al pasar más de 4 minutos sin oxígeno, puede causar daño cerebral y hasta la muerte. Algunos que sobreviven, al episodio de asfixia, quedan con lesiones cerebrales permanentes.
La literatura consultada señala que el atragantamiento es una causa relevante de mortalidad infantil; y la mayoría de los episodios de asfixia se producen en niños menores de 3 años. La razón es que, el niño de esta edad tiene vías aéreas con un diámetro pequeño, a lo que se suma el tener una dentición incompleta, que lo lleva a masticar menos los alimentos, lo que le genera el riesgo de atragantamiento. No todos los alimentos son adecuados para estos pequeños, por ello importa tener en cuenta el tamaño y composición, de éstos, conocer sus características físicas, e identificar los que pueden producir atragantamiento.
En este sentido, los alimentos que, según los expertos en seguridad infantil, pueden representar un riesgo de asfixia para los niños están: la salchicha de perrito caliente y otros embutidos, las golosinas como caramelos y gomas, frutos secos enteros - almendras, nueces, cacahuetes, avellanas, pistachos, mamón, uvas, palomitas de maíz, etc. Estos alimentos que, se notan inofensivos, no se deshacen con facilidad con la saliva en la boca de un niño, lo que ocasiona el riesgo de que no lo triture o mastique bien, y probablemente intentan tragarlo entero y, los mismos, pasen por la laringe sin deshacerse. También hay objetos no alimentos, tal como globo, moneda, canica, juguetes pequeños, pila tipo botón, que pueden ocasionar atragantamientos. Procede, insistir en la recomendación de la supervisión al niño durante su “hora de comer”, a fin de lograr que los niños coman sentados en la mesa o en otro lugar, no corran, ni caminen, ni jueguen, ni se acuesten mientras tengan comida en la boca.
Agustín Guerrero Salcedo.