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No nos explicamos cómo es posible que en el interior del centro penitenciario de “La Picota”, en Bogotá, asesinen a un recluso.

Lo acontecido recientemente con Francisco Luis Correa Galeano, el cerebro del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, asesinado en el interior de “La Picota” es otro caso que demuestra la grave inseguridad en todo el país; en este y otros hechos ocurridos en centros de reclusión dan las bases para modificar en forma sustancial el funcionamiento general del Instituto Nacional Penitenciario de Colombia, INPEC.

No nos digamos mentiras por falta absoluta de seguridad, la inmoralidad por parte de algunos guardias y más controles en los centros penitenciarios es que ocurren estos hechos lamentables e increíbles.

Está demostrado que desde el interior de las cárceles los presos cometen extorsiones; para este delito los internos disponen de celulares que ingresan, con la complicidad de los guardianes; también los internos disponen de armas diversas, tal y como sucedió con la muerte de Francisco Luis Correa Galeano.

Lo que ocurre en la estimada más segura cárcel de Colombia, “La Picota”, también sucede en otros centros de reclusión colombianos; muchos internos, presos o sentenciados por cualquier delito, continúan operando en actividades ilícitas como la extorsion y las estafas. Son muchos los casos delictivos, en las referidas modalidades y otras, sucedidos y conocidos por intermedio de los diversos medios de comunicación e, incluso, por intermedio de comentaristas.

La inseguridad general en Colombia la debe ver el actual gobierno como otro delicado problema nacional y debe tomar medidas pronto.

Jorge Giraldo Acevedo