Tres dirigentes de tres naciones están incitando a la guerra. Poseen sofisticadas armas capaces de borrar de la faz de la tierra a un sin número de personas. No desaten la ira de Dios, que él en su infinita sabiduría no les permitirá llevar a cabo sus planes bélicos. Ya tienen pensado lo que van a hacer, pero no han imaginado lo que Dios haría con sus maquiavélicos proyectos y sus violentas vidas. En el antiguo testamento, era seguro el triunfo del vil faraón, pero Dios le cambió sus planes y él y sus secuaces perecieron. Señores gobernantes que andan invirtiendo en armas nucleares y aparatos bélicos, es hora de que depongan sus intenciones terroríficas. El poder de Dios supera todo poder. “La salvación, la gloria y el poder son de Dios, pues él juzga rectamente y con verdad”, Apocalipsis 19,18 Piensen con sabiduría si tanto les parece hermoso el vivir, transformen sus inclinaciones torcidas, violentas y desastrosas en buscar una solución a sus litigios, porque es una promesa divina que las armas que usamos los que confiamos en él, no son de fabricación humana, sino poder de Dios capaz de destruir la fortaleza de sus enemigos. Dios es sumamente piadoso y justo y sabe perdonar a todas sus criaturas. Nubia Ester Mendoza Martínez