Que el 12 de octubre haya sido un día conmemorativo en la mayor parte de los países de la geografía mundial, en la que se celebró el Día de la Raza y el mal llamado Descubrimiento de América, no debe ser para nosotros un aliciente ni desde la perspectiva sociológica ni desde la histórica. Si la pretensión es exaltar estos dos aspectos, nos quedamos anonadados dadas las verdades de cada uno.
¿Por qué exaltar la raza humana? Quizás, vale hacerlo al saber que existen mujeres y hombres en la Tierra. ¿Por qué seguir celebrando un acontecimiento, dada la fatal forma en la que se desarrolló? No obstante, estar en la encrucijada de si se recuerda o no, el 12 de octubre debería significar otros motivos. El Día Mundial del árbol es uno de ellos.
Este día, aunque la prensa casi no lo evidencia, tal vez porque no es un indicador amarillista de masiva circulación, en varios puntos de Colombia y el Planeta se ejecutaron actividades inherentes a esta celebración. En Soledad, por ejemplo, se sembraron 200 árboles que donó la CRA a los Equipos Comunitarios para la Acción Humanitaria y el Desarrollo (Ecopad), una iniciativa de World Vision por los Niños.
En realidad, fueron más de 200 árboles que sembró un grupo de niños y jóvenes de los barrios Villa María, Villa Valentina, Villa Carmen 1 y 2, Nueva Esperanza y Bello Horizonte. Ecopad, intergeneracional, celebró este día con un acto real y sostenible denominado ‘Gran campaña de vida por la vida’. Huelga decir que los árboles, traídos de Repelón, estarán contribuyendo al rescate y a la preservación del medio ambiente.
Que conste, no fue un acto simbólico, sino una acción de Vida y por la Vida. Y aunque coincidió con el famoso 12 de octubre, no esperaremos una fecha como esta para seguir realizándola.
Ángel C. Hurtado Espinosa - ecopadsoledadwv@gmail.com