Un jugador que se sobrepasa vía twitter enviándole mensajes comprometedores a la esposa de su compañero de equipo, una mujer buena moza en extremo que recibe el texto adulterino, un club aparentemente dividido y unos periodistas deportivos que ahora tildan de machistas al justificar al jugador culpando a la mujer por exhibirse públicamente en las redes de manera impúdica. Los periodistas citan el caso de David y Betsabé en la Biblia para decir que David cometió adulterio por causa de Betsabé quien se exhibió públicamente. Se ha desatado una fuerte polémica en la Costa atlántica de Colombia.
En algo podría tener razón Abel González Chávez, a saber el daño enorme que causa al pensamiento humano y a los sentimientos las impresiones visuales producidas por la forma del vestido y el comportamiento. Los cristianos deben asegurarse de no ser piedra de tropiezo para otros. (Romanos 14:12-13). Sin embargo, la piedra de tropiezo es un factor contribuyente, pero no determinante.
No hay que echarle la culpa a la mujer del futbolista “por salir encuera en las redes” e incitar a Teo a piropearla. La Biblia aclara que el que peca lo hace por sí mismo “cuando en su propia concupiscencia es atraído hacia el pecado”. El pecado es siempre una opción al final, no importa cuan “encueras” salgan la mujeres en Facebook.
Si el pecado se pudiera justificar dejaría de ser pecado. Teo no tiene justificación por codiciar lo ajeno ni mandar mensajes a la mujer del otro. Creo que Abel González –a quien admiro, oigo y sigo desde niño (el lo sabe)– se equivocó, irrespetó a una familia y mal interpretó las Escrituras.
César Mercado - ricavena@yahoo.com