I
Adiós dos mil diecisiete
con sus dichas y pesares,
sus silencios y cantares
con sus mesas y banquetes.
Somos del tiempo el jinete
que entre la luz y la sombra
cabalgamos en la alfombra
de las noches y los días,
vivimos la epifanía
del año que ya se nombra.
II
El dos mil dieciocho empieza
entre sueños y esperanza,
entre los rieles avanza
la utopía que es fortaleza.
La decencia es la belleza.
La honradez, el pergamino.
El futuro de los niños:
la salud y la educación.
Para la paz de la Nación
la justicia es el camino.
José Atuesta Mindiola