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El estrés es un hecho habitual en nuestras vidas. Muchas veces no puede evitarse, ya que cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés. Los sucesos negativos, situaciones que intimidan y acechan nuestras vidas como esta pandemia que nos sumerge en el miedo y en la perplejidad de estos nuevos tiempos, enfermedades o muerte de personas queridas y seres amados, son algunos hechos altamente estresantes, que duelen y perturban la esperanza de un mañana mejor.

Es innegable que estamos viviendo las consecuencias de un estrés que viene afectando las reacciones fisiológicas de nuestro organismo, debido a situaciones que nos causan temor, rabia, irritación, depresión, ansiedad por la excesiva preocupación que producen nerviosismo, aumento o disminución del apetito, dolores de cabeza, espalda, cuello y estomago que degeneran en ulcera, gastritis, colon irritado, dificultad para dormir y otros síntomas que nos impiden ser como somos o como nos desempeñamos normalmente.

El Estrés, parece filtrarse en nuestras vidas de una manera tan compleja que, muchas veces, ni matando el tiempo ni los factores que creemos lo generan, logramos neutralizar sus efectos, por lo cual se hace necesario acoger las recomendaciones en el sentido de simplificar cada vez más nuestros objetivos y compromisos o reinventarnos la forma de vivir la vida, de una manera más sencilla y sin los avatares de la incertidumbre y de los deseos difícilmente alcanzables.

Esta pandemia, ha venido acompañada de este enemigo insidioso y silencioso, que nos llega sin percatarnos pero, generalmente, nos negamos a sí mismo que estamos afectados por este mal, lo que hace más difícil encontrar la ayuda oportunamente curativa, antes que se convierta en un terrible trastorno del que no se salvan, en la actualidad, ni los animales.

Normalmente nos creamos nosotros mismos el estrés, con dificultades imaginarias, al quejarnos, en ocasiones, porque tenemos exceso de trabajo o porque el trabajo no nos agrada, pero no nos tranquiliza que, al menos, tenemos trabajo; otras veces nos estresamos cuando nos toca hacer cola para pagar, pero no nos hace feliz que tenemos con que comprar; en algunos casos, a las personas los absorbe el estrés que les generan los desacuerdos con la familia, pero no se imaginan que causa más estrés no contar con una familia que escuche sus preocupaciones o a quien confiarle los actuales sucesos angustiantes que nos acosan y estresan cotidianamente nuestra vida.

Roque Filomena