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¿Quién es mi prójimo? El prójimo es nuestro semejante, un hombre igual a nosotros, con cualidades, dignidad, limitaciones y sentimientos, es nuestro hermano sin distinción de raza, posición social o ideología, no es algo abstracto, sino concreto, porque siempre tendremos un prójimo cerca de nosotros necesitando de nuestra ayuda.

La parábola del Buen Samaritano, no es tan solo una bella creación literaria que contiene una enseñanza moral, también es un ejemplo de vida.

El maestro de maestro, Jesús a través de esta parábola emplea una excelente pedagogía para darle vida a la palabra escrita y clasificarnos con ejemplos quién es nuestro prójimo. Cristo, el Buen Samaritano, quién es la expresión del amor de Dios Padre, se acerca a nosotros mediante la encarnación para aliviar el sufrimiento del ser humano.

¿Quién sabe ser prójimo? El empresario que paga a sus empleados un salario justo, el gobernante que es consciente de que su misión es servir honestamente al pueblo, el juez que hace su juicio a la luz del evangelio para no cometer injusticias, el médico que se reconoce un instrumento de Dios para aliviar el dolor ajeno, el maestro que es honesto al transmitir sus conocimientos a sus alumnos, el abogado que basa su defensa en la verdad y la justicia, los religioso que se entregan al servicio de los demás la enfermera, que sacrifica sus horas de descanso para servir a los enfermos, el hombre que trabaja con dedicación y todos los que trabajan para erradicar la esclavitud, el hambre la discriminación social y toda manera de opresión

De ahora en adelante no hay cabida para preguntarnos: ¿Quién es mi prójimo? Jesucristo sigue siendo el Buen Samaritano, Pues en muchas formas se acerca nuestra vida para hacerse hermano nuestro, comprender nuestras limitaciones y enseñarnos a descubrir quién es el prójimo.

Afortunadamente a través de esta pandemia hemos podido darnos cuenta que en nuestro país hay gente generosa que sabe servir a su prójimo, suministrando alimentos y otro tipo de ayuda a las personas menos favorecidas económicamente

Neila Ordóñez Montaño