El ser humano no puede vivir sin esperanza: la esperanza es lo que le da sentido a la vida, ya que esta es una actitud básica del hombre y pertenece a la misma estructura humana, pues el hombre es memoria, actualidad y proyecto, o sea presente, pasado y futuro para vivir mejor es necesario poseer un futuro. El proyecto es la forma primaria de la espera del ser humano.
El hombre de hoy es un ser angustiado, aunque lo tiene todo, jamás el género humano tuvo tantas oportunidades como las tiene hoy; sin embargo, se muestra aburrido, cansado, hastiado, esto se debe a que el hombre ha puesto su esperanza solo en lo material: en el dinero, el poder, la tecnología, en las influencias y, después de haberlo probado todo, ha quedado defraudado.
Para un cristiano la esperanza es una actitud propia de la existencia, es una gozosa esperanza de salvación; pero ¿qué es lo que esperamos?, más que cosas materiales, esperamos según la fe, a una persona que es nuestro creador, lo esperamos porque siendo Dios el creador del hombre, ama y conserva todo lo que un día creó. El cristiano debe ser alegre y optimista para poder repartir su alegría y optimismo en torno suyo.
Con esta situación de la epidemia del coronavirus y la preocupante crisis económica que se ha presentado en el mundo, debemos mantener la esperanza de que con la ayuda de Dios y la cultura ciudadana del auto control, para cuidarnos nosotros y cuidar a los demás usando el tapaboca, evitando el aforamiento y el contacto físico especialmente con los adultos mayores, saldremos victoriosos.
Neila Ordóñez Montaño