Compartir:

La prensa da cuenta que las investigaciones hasta ahora realizadas sobre el magnicidio del presidente de Haití Jovenel Moïse aparece entre los autores intelectuales un médico haitiano-estadounidense, Christian Emmanuel Sanon, de 63 años.

Dado que el médico siempre ha sido formado bajo la premisa del juramento Hipocrático, el cual, con algunas modificaciones aún sigue en vigencia y se ha mantenido como lo señala el Dr Teobaldo Coronado, “como base rectora del honor, la responsabilidad y la ética de la práctica médica”, y de comprobarse que el citado médico participó activamente en la planificación, organización y ejecución – directa o indirectamente-está íntimamente relacionado con el desvío total del propósito de aquellos que estamos dedicados a preservar la salud.

El caso no es el primero, ya que, a través de la historia, ha habido como lo señala la dra. Rebeca Domínguez, colegas que “equivocaron el camino”, han desviado el norte y han aplicado la práctica de la medicina en contra de la vida, médicos que se han destacado por sus actos crueles, rodeados de sentimientos de racismo, xenofobia y discriminación; pasando por aquellos que –quizás- han buscado solo satisfacción personal, hasta aquellos que, buscando ayudar al prójimo, se han saltado los límites del juramento, lo han olvidado, han iniciado la práctica inversa a lo predicado por Hipócrates.

Hasta ahora según lo informado se desconoce en dónde y cómo fue su formación en la disciplina de la medicina y solo lo identifican por sus actividades pastorales y políticas. La policía ha definido este magnicidio como un “crimen político” orquestado por este doctor.

Esto es una muestra de cómo la actividad política malsana, es capaz de cambiar el norte, la perspectiva, alterar la conciencia, de cómo los ideales políticos pueden adoctrinar la mente, apoderándose incluso de la de aquellos juramentados para trabajar en pro de la salud y bienestar de los pacientes.

Desde luego que no somos más que seres humanos, capaces de errar y llevar a cabo hasta actos lamentables, hechos que se han puesto en evidencia, en variabilidades de circunstancias, en donde muchos Médicos no siempre se han destacado por llevar a cabo acciones conformes con los lineamientos que juramos cumplir el día que se inicia nuestro ejercicio profesional, que, en la mayoría de los casos, ha sido haciendo uso de los conocimientos adquiridos para trabajar en pro a la vida para hacer daño.

A partir de las informaciones de prensa, los mecanismos desencadenantes es este caso son intereses políticos, demostrándose el peso de su influencia en la vulnerabilidad de las mentes, e incluso a conllevar a aquellos formados para preservar el bienestar y la salud, a cometer actos atroces, para convertirlos en médicos que desviaron el norte.

Agustín Guerrero Salcedo