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El pasado 7 de abril, Barranquilla cumplió 212 años y quiero a través de mis letras celebrarte.

Hablar o escribir de Barranquilla es prácticamente hablar o escribir acerca de mí misma.

Barranquilla no fue la ciudad que me vio nacer, pero sí es la ciudad con la que tengo una conexión indescriptible. Sin saberlo, fuiste mi primera decisión en la vida. Yo decidí estudiar en Barranquilla sin pensarlo, sin analizarlo, sin previo aviso, como si se tratara de un acto de rebeldía por ser la primera decisión que tomaba por mí misma, pero sin duda, Dios ya sabía todo lo que en ésta bella ciudad me esperaba.

En Barranquilla descubrí el amor por el Derecho Público. Y también volví a escribir luego de creer que ese sueño ya no podía renacer.

Me viste llegar rota por dentro y me ayudaste poco a poco a reencontrarme, a redescubrirme y a restaurarme y así me diste más valor.

Me enseñaste que el alma puede volver a sentir. Que el corazón puede volver a latir. Que se puede soñar y empezar de nuevo. Me diste fuerza y valentía.

Tienes la que hoy es considerada la mejor Universidad de la zona caribe de nuestro país, la Universidad del Norte, y yo hago parte de sus orgullosos egresados.

Me fascina tu brisa, tu sol que no incomoda, tu luna que es única. Cuando te visito me despierto más temprano de lo acostumbrado sólo para ver tu bello amanecer.

Me encantan tus playas, tus calles, tu avance en todos los aspectos porque sin duda eres la ciudad que se le adelantó al progreso. Eres cosmopolita, pero a la vez tradicional. Eres cultura y cuna de los más grandes talentos. Tienes el carnaval más espectacular del mundo. Eres dulce y salada. Eres la Miami de Colombia.

Me regalaste amigos verdaderos que me abrazan y sonríen de manera genuina. Voy a todos los conciertos porque en ninguna otra parte se baila y se canta como allá. Voy con motivos y sin ellos porque el principal motivo es verte.

Eres testigo de la forma en la que he ido aprendiendo que el dolor se puede transformar y las heridas se pueden sanar. Que mis alas podían nacer de nuevo, pero ahora más firmes y con el rumbo del vuelo que quieren tomar cada vez más claro.

Me viste convertirme en Magister y me abriste las puertas para escribir en el periódico más importante que tienes, EL HERALDO, el mismo en que hoy estoy llamando este texto para ti.

Vives en mí. Haces parte de mí y yo de ti. Al hablar hago uso de varios de tus modismos. Me gusta tu comida y la forma en que me ayudas a florecer.

No me alejaré de ti. Estoy segura. Seguiré escribiendo en este diario. Volveré a estudiar. Me verás crecer y llenarme de esperanza.

Mis ojos tienen un brillo especial cuando escucho o menciono tu nombre.

Barranquilla, como dice la frase que te define: " Quien no te conoce, te sueña, y quien te conoce jamás te olvida”.

Con Dios de testigo, tú y yo sabemos que algún día.... Algún día... Bendito el momento en que nos conocimos. Te amo por siempre Barranquilla.

María Leonor Sierra Almanza.

Especialista en Derecho Público.

Especialista en Comunicación Pública.

Magister en Derecho Público.