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Un Piel Roja, representado en un cartón destinado a sostener un bloque de papel donde alcanzo a leer almanaques Carlos Vélez colocado sobre la página del calendario correspondiente al mes de diciembre, fue algo que alcancé a ver ofrecido por un vendedor ambulante frente a uno de nuestros supermercados. Esto me llamó la atención por recordarme dos cosas que conocí en mi infancia:

1- El indio Piel Roja que constantemente veía en las cajetillas de cigarrillos, en aquella época en la cual era costumbre, muy común y elegante fumar; hasta el punto de que, en cualquier casa, no podía faltar el cenicero sobre la mesa. Al parecer, actualmente, se ha llegado a creer en los especialistas que afirman que el tabaco produce cáncer y ya no se ven estos ceniceros.

2- Los almanaques de 365 páginas, no necesariamente adornados por el piel roja, del cual cada mañana, veía a mi padre arrancando la página del día anterior. Pero lo cierto es que hacía muchos años no los veía. De todos modos, si realmente se trata de haberlos revivido, pensé en una resurrección inútil a no ser que esta fuera la oportunidad de reemplazar los santos asignados a cada día del año, por los días que, poco a poco, se han ido inventando en las Naciones Unidas, como el Día de la Mujer, 8 de marzo y del Cáncer, 4 de febrero, entre otros, de estos días, el mes que más tiene asignados, hasta el presente, es el mes de Junio.

Pensé entonces que innovación sería algo que se puede realizar sin borrar el santo asignado para cada día; esto para no herir susceptibilidades. Para mi sorpresa, días después, alguien me obsequió uno de estos almanaques y al desempacarlo, pude constatar que lo que había pensado respecto a ellos, ya lo había pensado quien los resucitó.

Carlos A. Hernández García