Ser médico en su acepción ontológica más pura significa ser hombre.
En su origen griego: mederi, significa “el que se preocupa de, el que tiene alguien a su cuidado”. En su derivación latina: medicus, “el que cuida del otro”. De tal manera que el médico es un hombre que se preocupa por los otros hombres, que cuida de los otros hombres en su condición de paciente.
A “consagrar su vida al servicio de la humanidad” se compromete bajo juramento desde el mismo día de graduación.
Este significado va implícito en la definición de relación-médico paciente de Weisaecker. “El paciente una persona que necesita ayuda, el médico la persona capaz de dar esa ayuda”.
“El hombre, en esencia, que palpita y vibra en la estructura académica y clínica del médico es en verdad lo primordial de su ser total, el soporte de su ser científico. Al mismo tiempo que arte, ciencia y tecnología los enfermos, a su cuidado esperan responsabilidad, respeto y comprensión… La relación médico-paciente, hecho clínico sobre el que descansa la actividad asistencial más allá de una relación contractual, como en efecto es desde el punto de vista jurídico, o intercambio de dos personas disímiles en el campo de la psicología, es en su contenido humanístico más amplio un pacto de amor”.
“Donde hay amor a los hombres hay amor al arte médico”. Nos exhorta el padre de la medicina, Hipócrates, desde hace 2.500 años.
3 de diciembre, Día Panamericano del Médico.
Teobaldo Coronado - teocorona42@yahoo.com