La mayor afectación de los indígenas yukpas en la serranía del Perijá, con resguardos en jurisdicción de los municipios de Becerril, Codazzi y La Paz, al centro y norte del Cesar, es la falta de tierras. De acuerdo con las autoridades de esta etnia, la pérdida de territorio los afecta desde la colonia y se ha intensificado en los últimos 40 años, al punto de que sienten amenazados sus sitios sagrados y está en riesgo su propia cultura.
Cuenta Luis Joaquín Rivas Ramírez, líder de la comunidad, que la colonización, las actividades ilícitas, el conflicto armado y la minería a gran escala son algunos de los factores que han influido en que no cuenten con suficiente tierra para su desarrollo. Los yukpas son una de las poblaciones con mayor índice de desnutrición infantil por no contar con tierras necesarias y aptas para producir sus alimentos.
En las décadas de los 70 y 80 la bonanza marimbera arrasó con bosques, nacimientos de ríos y las montañas, se vieron en riesgo los sitios sagrados; luego paramilitares y guerrilleros libraron su guerra en estas tierras, los colonos siguen en los predios yukpas, y a todo esto se suma la explotación minera.
Rivas afirma que si bien esta actividad se realiza en la parte baja, afecta directamente a la serranía porque se han desviado y secado los ríos que antes eran fuentes para la pesca. 'Entonces, como consecuencia de todo esto somos un pueblo sufrido', afirmó.
Actualmente, los yukpas tienen el resguardo Socorpa, en comprensión de Becerril, con 25.000 hectáreas, según Resolución 050 de 1983 del Ministerio de Interior. Es el más grande, pero de acuerdo con la etnia, el Incoder 'no ha saneado' el territorio que comparten con campesinos. 'Estamos en pie de lucha, exigiéndole al Gobierno Nacional que nos garantice la expansión, sobre todo para la protección de los ríos y sitios sagrados', dice.
En Codazzi, los yukpas tienen el resguardo Iroka, con unas 8.000 hectáreas, pero la mayoría de estas tierras son sagradas, y el resguardo Menkue, con 1.200 hectáreas. En el municipio de La Paz, cuentan con los resguardos El Coso, de 300 hectáreas; El Rosario, de 250, y Caño Padilla, de 320 hectáreas.
Nación en crecimiento. De acuerdo con la IPS Dusakawi, que atiende a esta comunidad indígena, su población es cercana a 8.500 personas. Para la cabildo gobernadora yukpa, Esneda Saavedra, la situación es complicada. 'En su momento el Incora nos entregó unas fincas, muchas de esas tierras no son productivas, tenemos problemas de salud, educación y alimentación, también nuestra cultura está afectada. No podemos ejercer autonomía en el territorio', señaló.
Dijo Saavedra que la pérdida territorial les 'impide tener acceso a nuestros materiales artesanales, no tenemos donde enseñar a los niños'. E insiste en que lo más importante es recuperar el territorio para 'tener buena salud, educación y alimentación'.
Explica que los yukpas van en aumento: cada familia tiene entre 8 y 10 hijos. 'Productores sí somos porque necesitamos crecer como población, y a medida que crecemos necesitamos las tierras. La serranía del Perijá es el territorio ancestral de los yukpas, mientras que la Sierra Nevada lo es de arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos'.
En esta comunidad, los hombres cultivan la tierra, siembran café, fríjol y maíz. Las mujeres, por su parte, cuidan a los niños, se ocupan de los quehaceres y también realizan las artesanías: tejen mochilas, abanicos y canastas, como parte de su cultura.
Demandan restitución. La Unidad de Restitución de Tierras radicó una demanda en procura de restablecer los derechos territoriales de 874 familias yukpas del resguardo Iroka. Se trata de una solicitud para reclamar 8.678 hectáreas, que les fueron despojadas por grupos armados al margen de la ley.
Los 4.470 habitantes del resguardo buscan que les 'restablezcan los derechos vulnerados'. Aspectos como el control y la tenencia de la tierra, la riqueza natural y minera, así como el uso de estos territorios como corredor o escenarios de actores armados, vulneraron a los indígenas sometiéndolos al desplazamiento y la pobreza.
Teniendo en cuenta los hechos y afectaciones de los yukpas del resguardo Iroka, como consecuencia del conflicto armado que provocó la profanación de su territorio y el desequilibrio del control que ejercen sobre el mismo, se hizo necesaria la adopción de medidas dirigidas a su restablecimiento.
Para lograrlo, la Unidad de Restitución de Tierras, a través de la Dirección de Asuntos Étnicos, adelantó el proceso de caracterización de afectaciones territoriales e identificó los principales hechos que han afectado a esta comunidad y reunió el acervo probatorio que permitió redactar la demanda que busca restituir los derechos territoriales afectados a esta población.
La etnia trata de conservar tradiciones, como su baile, pese a la falta de territorios.
Que regresen a la Sierra. En junio de este año, unas 40 familias wiwas –de las 80 que ocupaban territorio yukpa– debieron salir de los mismos porque estos lo reclamaron. Los indígenas bajaron hasta Becerril, donde se produjo un hacinamiento en la casa indígena.
Esneda Saavedra explicó que 'nosotros los yukpas le dimos unas tierras a ellos. Eran para 7 familias, pues hace unos 20 años andaban ambulantes, y se les dijo que se estuvieran allí. Pero trajeron más gente y ahora hay cerca de 80 familias y se proyectaba traer 300. Entonces no podemos permitir esto porque el pueblo yukpa tiene sitios sagrados que no los puede compartir con otros compañeros, que son indígenas, pero de otro pueblo'.
Saavedra señaló que les pidieron a los wiwas 'de manera pacífica que se fueran', y que han hecho las gestiones para ello. Dijo que el Incoder tiene programado entregarles tierras en El Molino, La Guajira, sitio al que pertenece en la Sierra Nevada.
Incoder prioriza predios. El Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, informó que en los yukpas es notorio su crecimiento poblacional, lo que ha hecho que el organismo 'priorice' más de 13 predios para esta comunidad.
En 2012, en la Comisión Nacional de Territorios Indígenas se decidió la compra de tierras y posterior ampliación de sus resguardos.
Para ello suscribieron dos escrituras públicas de compraventa de los predios rurales en los cuales, a partir de la fecha, las familias de los resguardos indígenas Iroka y Socorpa podrían ubicarse, hacer uso de ellos y establecer proyectos productivos.
Uno de los predios adquiridos es Las Planadas, en Codazzi, con un área de 31 hectáreas para la comunidad de Iroka. El segundo predio es Iguazú, en Becerril, con un área de 136 hectáreas para la de Socorpa.
Indios guerreros
El pueblo yukpa está asentado en la región del Perijá. Pertenecen a la familia lingüística caribe. Yuko significa gente 'salvaje' y yukpa 'indio manso', características que se les dio por la resistencia que pusieron a la influencia blanca y por el carácter de guerreros con el que fueron identificados en las confrontaciones reales y potenciales existentes entre consanguíneos por la escasez de mujeres (Carriage: 1979 citado por Murgas, 2000).
Los colonos los denominaban motilones ‘cabezas rapadas’, aunque dicho nombre es ambiguo y fue aplicado también a otros pueblos como los Barí, de origen chibcha. También se les ha conocido con los nombres de chaques, macoitas e irokas.