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El relato de Margarita Rosa Londoño, rectora del colegio Consuelo Araújo Noguera, en la periferia al suroccidente de Valledupar, da cuenta de la realidad que deben vivir docentes y estudiantes por cuenta de la delincuencia.

La institución es ‘blanco’ frecuente de atracadores, al punto de que algunos han entrado armados a las aulas de clases para despojar de sus pertenencias a los profesores delante de sus alumnos. Los asaltos no solo ocurren en las jornadas académicas, también cuando el establecimiento queda bajo el cuidado de un vigilante por turno, que por la extensión del mismo le es casi imposible cubrir todos los frentes.

El último robo ocurrió el domingo anterior, cuando desconocidos penetraron en el plantel cargando con equipos electrónicos, entre ellos dos tableros digitales, avaluados en $40 millones, y el cableado de los aires acondicionados, lo que motivó que profesores y estudiantes protagonizaran una protesta reclamando a las autoridades garantías.

'Venimos solicitando que nos mejoren la seguridad con más vigilantes porque contamos con uno solo por turno, para un colegio con una extensión de cinco hectáreas de terreno; aquí estamos expuestos todos, han entrado delincuentes con arma de fuego en las aulas de clases a atracar a los profesores delante de los niños. La Secretaría de Educación se ha comprometido, pero hasta ahora seguimos en lo mismo', indicó la rectora Londoño.

El clamor también lo hacen los alumnos que se sienten temerosos y se ven afectados por los hurtos. Uno de ellos manifestó que 'personas externas ingresan al colegio a dañar su infraestructura; anteriormente nos habían robado tres televisores didácticos. Esta protesta es para concientizar a la comunidad en general de la problemática que vivimos y para hacerle un llamado a las autoridades a fin de que nos brinden apoyo, hemos solicitado al secretario de Educación que venga y nos ha dejado esperando'.

Cansados de la delincuencia, los estudiantes suspendieron las clases el pasado martes y salieron a protestar. Con pancartas que elaboraron ellos mismos, pidieron que no hay más robos en el colegio.

En esta institución, ubicada en la Ciudadela 450 Años, asisten a clases en dos jornadas 2.500 estudiantes, quienes están expuestos a la delincuencia. La institución está rodeada de maleza, lo que facilita la presencia de ladrones y drogadictos que aprovechan la falta de seguridad para ingresar y cometer hurtos. Ya en noviembre pasado, los alumnos habían protagonizado una marcha para denunciar los constantes robos. Sin embargo, la situación continúa sin aparente control.

‘Es una situación histórica’:

Para la rectora de la institución, el colegio históricamente ha sido objeto de robos. Cada año, son varios los hurtos que suceden dentro y fuera del colegio, de donde se han llevado en otras ocasiones computadores, equipos de sonido, implementos deportivos, cables y hasta los grifos de los baños, entre otros elementos.

El 20 de noviembre de 2015 una profesora fue asaltada a mano armada frente a sus alumnos por dos delincuentes, cuando dictaba clases. En otros hechos, un coordinador académico resultó herido a bala en un intento de atraco dentro de su oficina. Los casos abundan en el establecimiento que a pesar de los llamados a las autoridades sigue azotado por los ladrones. 'Nosotros históricamente hemos sido víctimas de hurtos', precisó Margarita Rosa Londoño.

Ante esta situación, el Jefe de la Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Policía en el Cesar, capitán Andrés Felipe García Chacón, manifestó que una de las problemáticas que afecta a dicha institución educativa es la amplia extensión de terreno que tiene, y que además se ha convertido en un canal de paso para personas que habitan en barrios ubicados detrás del plantel.