En la búsqueda de los restos de quienes cayeron víctimas de ejecuciones extrajudiciales, sus familiares han ido poco a poco seguido el rastro hasta dar con su paradero. En una fosa común en el cementerio Jardines del Ecce-Homo en Valledupar, estarían al menos 400 cuerpos sepultados, muchos de ellos reportados como 'muertos en combate', pero que en realidad se convirtieron en víctimas inocentes del conflicto armado en Colombia.
'No todos los que están en esa fosa corresponden a N.N, sino a difuntos cuyas familias dejaron abandonados y pasado el tiempo no volvieron a preguntar en qué condiciones estaban los contrato de arriendo de las bóvedas, y pues obviamente pasado el tiempo nosotros tenemos que continuar dando uso al cementerio porque si no colapsa, entonces pasan a una fosa común; hay que decir que antes de 2007 algunos cuerpos están en las fosas, y aclaramos a la comunidad que no todos los que están allí corresponden a falsos positivos, o no identificados, por cualquier otro motivo. Simplemente, las fosas comunes se utilizaban como una manera de darle mayor autonomía a Jardines del Ecce-Homo en el uso de las bóvedas', sostuvo el padre Ivar De La Cruz, delegado episcopal para cementerios de la Diócesis de Valledupar.
No obstante, a que existen restos de los ‘falsos positivos’ cometidos en el norte del Cesar, en su mayoría por exintegrantes del Batallón La Popa, los familiares de quienes podrían estar sepultados en Jardines del Ecce-Homo no cuentan con medidas cautelares de la JEP, ni ayuda de las autoridades para recuperarlos.
De acuerdo con un informe del Espectador, 'varias familias sí saben que los cuerpos de sus seres queridos, ejecutados extrajudicialmente, están en dicho camposanto. Específicamente, en la fosa común n.° 7, ubicada en la parte posterior izquierda del cementerio. Allí reposan entre 450 y 500 cuerpos, según estableció la Fiscalía en 2016 ante el Tribunal Superior de Valledupar. La Fiscalía aseguró que los restos óseos que allí se encuentran fueron depositados sin ningún cuidado que permitiera extraerlos ni identificarlos. Tampoco es posible establecer cuántos cadáveres de los que allí reposan corresponden a víctimas de falsos positivos y cuántas no', señala.
'Esa respuesta la dio la Fiscalía por la tutela que presentó la familia de Orlando Villarreal Cortés para conseguir que su cuerpo fuera inhumado y poder despedirse debidamente. Orlando, estudiante de contaduría, salió de su casa en Barranquilla en abril de 2004 hacia Valledupar, a trabajar en una finca. Nunca volvió. Solo el 7 de septiembre de 2007 hubo luz para su familia, cuando su nombre apareció en una noticia en El Heraldo titulada 'Los muertos que buscan sus dolientes'. 'Nos fuimos el 11 (de septiembre) a Valledupar y nos mostraron una fotografía del levantamiento del cuerpo. Supuestamente el Ejército le dio de baja como extorsionista del frente 41 (de las Farc)', relata Luz Villarreal, su hermana. Falso; precisa el informe del medio capitalino.