El niño de tres años, que según la necropsia de Medicina Legal murió como consecuencia de los golpes que recibió presuntamente por su padre y su abuela paterna en Valledupar, estaba creciendo en un entorno de violencia.
Los vecinos de los barrios El Carmen y 9 de Marzo, en el centro de la ciudad, donde se crió el joven que hoy tiene 20 años, recordaron que desde pequeño él y sus hermanos eran víctimas de maltrato por parte de su mamá, también capturada por presuntamente participar en este asesinato que tiene conmovidos a los vallenatos.
El crimen ocurrió el 19 de febrero en la urbanización Lorenzo Morales, un complejo de apartamentos otorgados por el Gobierno nacional a familias vulnerables en el sur de esta capital.
La tercera persona implicada es una joven de 14 años, madrastra del niño, y quien fue la encargada de llevarlo al puesto de salud. La menor aceptó ayer los cargos de homicidio agravado con omisión que le imputó la Fiscalía.
El 16 de febrero pasado, la madre biológica del infante, que tenía a cargo su custodia y quien vive en el mismo sector, lo llevó al apartamento de su excompañero sentimental para que pasara unos días con su familia paterna.
Desde ese mismo día el pequeño habría empezado a ser sometido a maltratos físicos. Según el Bienestar Familiar, si bien en el inmueble no había otros menores, el niño murió a manos de quienes tenían la misión de protegerlo.
Entorno violento
En los barrios El Carmen y 9 de Marzo los allegados al padre y a la abuela paterna del menor muerto recuerdan que durante varios años la mujer trabajó en un establecimiento nocturno.
'Dejaba a sus hijos solos, entre ellos el papá del niño muerto, y cuando regresaba a su casa, generalmente en estado de embriaguez, los golpeaba. En ese ambiente crecieron', coincidieron.
De acuerdo con el reporte del Hospital Eduardo Arredondo, de Valledupar, la mañana del 19 de febrero, después de permanecer durante tres días en el apartamento de su padre, el infante fue ingresado por su madrastra a un puesto adscrito a la institución de salud.
La adolescente le contó a los médicos que el niño, quien llegó sin signos vitales, venía presentando vómito y que sufrió un desmayo después de tomar agua. De inmediato, los especialistas se percataron de que el paciente tenía signos asociados con violencia.
'Intentamos hacer la reanimación, pero fue muy tarde. Tenía a nivel abdominal hematomas y equimosis, lo cual se asocia con violencia', explicó Johnny Rojas, gerente del hospital Eduardo Arredondo Daza.