Clamando justicia, los habitantes del corregimiento de San José de Oriente, al norte del Cesar, recorrieron este martes las calles del pueblo, tras recibir los cuerpos de los dos niños de siete y cuatro años envenenados por su padre Francisco Hernández Rojano, quien permanece en la unidad de cuidados intensivos de una clínica en Valledupar al intentar atentar contra su vida, ingiriendo la misma sustancia que le dio a sus hijos.
La comunidad está consternada por esta tragedia, exigiendo que el hombre, de 41 años, responda con todo el peso de la ley, dado que atentó contra la vida de los niños luego de que su compañera sentimental y madre de los pequeños, Yeraldin Marcela Soza, decidiera abandonarlo por los supuestos continuos maltratos de los que era víctima.
Los cuerpos de los menores estuvieron en cámara ardiente en la escuela de la población, donde los lugareños manifestaron sus condolencias y pesar por la muerte de los dos hermanos.
San José de Oriente en medio de la tristeza y el llanto les dio un sentido adiós a los dos niños, mientras esperan que se haga justicia. 'Esto que estamos viviendo es muy doloroso, dos niños inocentes asesinados por su propio padre, no tiene perdón', dijo un habitante de esa localidad en estribaciones de la serranía del Perijá.