Los indígenas bajaron de la Sierra y se unieron al clamor de los ambientalistas y ciudadanía en Valledupar para ponerle freno a la construcción de un proyecto urbanístico de 33 casas al pie del cerro Hurtado, declarado reserva ecológica en el norte del Cesar.
Después de una intensa lucha que llegó hasta las instancias judiciales para proteger uno de los sitios sagrados para las comunidades nativas, y santuario de la fauna y flora en este territorio, aseguran que por fin empieza a verse una luz al final del túnel oscuro que, según indican, comprendía la devastación de una importante zona de riqueza natural.
En febrero pasado, la Alcaldía de Valledupar ordenó la suspensión preventiva de las obras, que ya avanzaban pese a la oposición de varios sectores de la sociedad, que empezaron a hacer eco de la catástrofe que esto ocasionaría en esa parte de la naturaleza; y a finales de este marzo, la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, como autoridad ambiental en el departamento, solicitó a la Curaduría Urbana N° 1 revocar la licencia de construcción.
'Esto representa un importante antecedente en la protección del cerro Hurtado; primero que se haya movilizado la comunidad para exigir la salvaguarda de esa reserva; y segundo, que ya las entidades estén atendiendo esa petición', indicó el abogado y ambientalista Víctor Martínez Gutiérrez.