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Más de 50 años de lucha implacable en el canto, con más de 600 canciones grabadas, y cantando en medio mundo sin descanso, convierten a Jorge Oñate, ‘El Jilguero de América’, en el apóstol del vallenato. Así lo consideró el historiador Tomás Darío Gutiérrez, en el marco del conversatorio que se llevó a cabo este viernes en la Fundación Universitaria del Área Andina, como preámbulo del Festival de la Leyenda Vallenata que este año rinde homenaje al artista fallecido, oriundo de La Paz, Cesar.

Gutiérrez destacó a ese municipio como una tierra prodigiosa de dinastías musicales con raíces desde el siglo XIX. 'No sé qué otro lugar de nuestro formidable mundo vallenato haya sucedido lo que ha sucedido en La Paz, hace ya tres siglos había acordeoneros famosos; José María Gutiérrez, el abuelo de Alfredo Gutiérrez, y muchos otros, fueron las cabezas de tres o cuatro dinastías que tuvieron el privilegio de fusionarse, dinastías que han sido imperturbables en los últimos 300 años; muchos aseguran que en La Paz encontramos cinco reyes vallenatos y un Rey de reyes, y no es así; son como 10. Las tres coronas de Alfredo Gutiérrez son de La Paz, la de Calixto Ochoa también es de La Paz porque es bisnieto de Juan López Gutiérrez y la gente no lo sabe'.