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El suceso ocurrió en Valledupar, debido a  la ‘muerte’ de Yehikoth Yessi Mendoza Beleño, un ciudadano de 31 años, que inicialmente sobrevivió a un ataque de sicarios en el barrio Villa Consuelo. Aunque los médicos aseguraron que tenía muerte cerebral, la familia desmintió lo dictaminado por los expertos en la salud.

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A pesar de que Yehikoth Mendoza recibió un disparo en la cabeza que le causó una importante pérdida de masa encefálica, el agredido logró ser auxiliado y trasladado al Hospital Eduardo Arredondo Daza de la capital del Cesar. Posteriormente y por la gravedad de lo sucedido, lo trasladaron al Hospital Rosario Pumarejo de López, en el que un médico lo declaró muerto por pérdida de signos vitales.

Después de que el médico dio su dictamen, el cuerpo fue llevado a la morgue de Medicina Legal para la autopsia. La historia dio un giro drástico cuando se realizó el procedimiento post-fallecimiento, ya que los médicos descubrieron que su corazón aún latía, de acuerdo a la información de medios locales.

“Esto sería un verdadero milagro, por lo que estamos pidiendo a todos sus amigos y conocidos estar en oración para que pueda salir de esta situación y volverlo a ver sano y salvo”, declaró uno de los familiares sobre lo sucedido con Mendoza Beleño.

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El verdadero problema se da cuando Javier Mendoza, padre de Yehikoth, se dirige hacia el Hospital Rosario Pumarejo de López, donde le dijeron que el daño que tenía su hijo “era irreversible y que tenía muerte cerebral'. Sin embargo, en el centro de salud le aseguraron que 'nunca le fueron realizados exámenes médicos, sino que todo el tiempo les insistieron en la donación de órganos'.

“En el hospital lo declararon muerto sin realizarle algún estudio. Tenían un afán de que donáramos los órganos porque ya él no estaba en este mundo. Con la mamá de Yehikoth al ver que él botaba sanguaza por todas partes tomamos la decisión de donar sus órganos para darle vida a otra persona”, contó Javier sobre la decisión que habían tomado sobre el cuerpo de su hijo.

Sin embargo, la historia cambió drásticamente después de que los mismos médicos salieran corriendo de inmediato a buscar balas de oxígeno y se lo llevaran para la Alta Complejidad. Esta situación fue la que hizo que los familiares revirtieran su decisión, debido a que la presunta ‘muerte’ no era tan segura como lo habían confirmado anteriormente.

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“Los galenos piensan que como su hijo tiene antecedentes judiciales dicen: ‘eso es una escoria de la ciudad vamos a dejarlo ahí’, no es más nada, porque apenas dijimos que sí íbamos a donar sus órganos todo dio un vuelco”, comentó el padre del herido sobre la situación que vivió en el hospital.

A pesar de que la familia es consciente de que Yehikoth tiene un 95 % de probabilidad de no recuperarse, lo cierto es que ya cuentan con la tranquilidad de que se encuentra en buenas manos.

“Lo están atendiendo bien. Científicamente el daño que tiene es irreversible, pero el que tiene la última palabra es Dios y los milagros existen. Ya comenzó a tener movimiento de pierna, brazos, e incluso el día de ayer tumbó las almohadas, o sea que está vivo”, afirmó Javier Mendoza con gran optimismo.

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