Sin duda la muerte de Jorge Bergoglio, el papa Francisco, ha causado conmoción en la fe católica e incluso en otras creencias religiosas, que igualmente reconocieron el legado que ha dejado en la fe cristiana, este religioso que llamó al mundo a la humildad, a la sencillez en todas las esferas e incluso dentro del clero.
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Su vocación por el más necesitado y el humilde, la transmitió a toda la iglesia para así rescatar los valores propios que quizás se habían perdido con el pasar del tiempo.
Precisamente, en diciembre de 2024, el papa Francisco llamó al Jubileo 2025, que se celebra cada 25 años, en la iglesia católica y en esta oportunidad se prolongará hasta el 6 de enero, el cual será un tiempo de renovación espiritual, reconciliación y encuentro. Se esperaba que fuera presidido por el pontífice, que partió a la eternidad a causa de una fuerte neumonía que lo mantuvo en cuidados intensivos por 38 días, y pese a ser dado de alta, luego de la celebración de Pascua, el Domingo de Resurrección, dejó de existir.

Precisamente, en todas las iglesias católicas de Valledupar, como una obediencia a la celebración del Jubileo 2025, en cada iglesia católica realizaron una semejanza a esa oración ferviente, humilde y dedicada que hacía el papa Francisco por la humanidad.
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En la parroquia Natividad de María, ubicada en el barrio Novalito de Valledupar, a las afueras del templo, está ubicada una estatua del pontífice elaborada en poliestireno expandido, que evoca la oración. Este espacio ha sido propicio para que feligreses lleguen y realicen una oración por el eterno descanso del papa Francisco.

El padre Enrique Iceda, párroco de dicha parroquia, expresó que la muerte de Jorge Bergoglio, es una profunda tristeza, pero al mismo tiempo gratitud, “con su espíritu de misericordia, su amor a todos, el cuidado de la creación y su sencillez, atrajo nuevamente muchas miradas hacia la Iglesia”.
También destacó que con su llegada al Vaticano y las enseñanzas y lecciones que desde el principio desempeñó llevó a que muchos de los fieles que habían dejado de creer retornaran a la iglesia, “el papa no solo habló, sino que actuó con coherencia, abriendo espacios que antes estaban cerrados. Incluyó sacerdotes, religiosas y laicos en cargos donde tradicionalmente solo estaban los cardenales”, manifestó el padre Enrique Iceda.