La construcción de una represa para abastecer de agua a Valledupar durante los próximos 50 años sigue siendo un sueño; ha pasado casi medio siglo desde que se visionaron los primeros intentos y hasta ahora continúa sin cristalizarse, a pesar de la preocupación existente por el cada vez más marcado deshielo de la Sierra Nevada y el bajo caudal del río Guatapurí, donde se ubicaría el embalse que ha servido a los políticos hasta para captar votos con la promesa de hacerlo realidad.
En todo este tiempo se han gastado miles de millones de pesos en estudios y diseños, pero muchos han sido los tropiezos que han impedido que la obra se materialice, entre ellos la falta de decisión del Gobierno nacional, la oposición de las etnias en la Sierra, la financiación y hasta la licencia ambiental.
Tal como actualmente está concebido, el proyecto requeriría una inversión cercana a los 150 millones de dólares, y tendría una capacidad para almacenar 37.1 millones de metros cúbicos, suficientes no solo para garantizar el líquido a la cada vez más creciente población de Valledupar, sino para irrigar unas 10.000 hectáreas de suelos en los sectores de Los Corazones, Ovejas y Callao.
Se estima que en el año 2025 no habría agua suficiente para proveer la demanda de los habitantes de este municipio, teniendo en cuenta las adversas condiciones climáticas, la deforestación, contaminación y los desvíos concesionados e irregulares de la corriente a lo largo de los 85 kilómetros que recorre en descenso desde la Sierra Nevada hasta su desembocadura en el río Cesar. De caudal base de 11.200 litros por segundo, el Guatapurí en época de sequía ha llegado a niveles críticos con una reducción de hasta el 60%.
La cronología del proyecto
En 1969 el entonces Instituto Colombiano de Reforma Agraria, Incora, contrató con la firma israelí Tahal Consultingn Engineers los estudios de factibilidad de adecuación de áreas mediante sistemas de riego y drenaje, y en 1992 el Instituto de Hidrología, Meteorología y Adecuación de Tierras (Himat) contrató a Consultores Civiles & Hidráulicos la actualización y complementación de esos estudios. En 1995 el Instituto Nacional de Adecuación de Tierras (Inat) planteó que se tenía garantizada la destinación de recursos para la contratación directa del diseño y la ejecución del proyecto, contrato que se preveía estar listo al finalizar el primer trimestre de 1996 al igual que la gestión de la licencia ambiental ante Corpocesar, y así comenzar la construcción de las obras en 1997. Pero primero se extinguieron las tres instituciones interesadas en adelantar el proyecto que iniciarse el desarrollo del mismo.
En 2001, la Alcaldía de Valledupar y la Empresa de Servicios Públicos, Emdupar, contrataron con la Universidad Nacional sede Medellín la realización de estudios y diseños del embalse, la cual a su vez subcontrató a la firma Integral S.A. que presentó el diagnóstico en 2003 y se recomendó el aumento de la capacidad del embalse de 20 a 37,1 millones de metros cúbicos. Ese mismo año la administración municipal realizó las gestiones para la obtención de la licencia ante el Ministerio de Ambiente sin que se lograra obtener.
Según acta de la audiencia pública para el Departamento del Cesar con la participación de los representantes regionales para la gestión de recursos designados a la construcción del embalse, en 2003 se focalizó como un proyecto de distrito de riego, en este sentido la coordinación para el apoyo de la gestión de recursos a nivel nacional quedó en cabeza del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y en 2006 el Incoder suscribió con la gobernación del Cesar un convenio de delegación de funciones para actualizar la factibilidad y adelantar la primera fase de diseños detallados.
El Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 se refirió al Megaproyecto Distrito Multipropósito Los Besotes, en los siguientes términos: 'Declárese estratégica y de utilidad pública la construcción del embalse Multipropósito Los Besotes para regular los caudales del río Guatapurí que garanticen el abastecimiento de agua al acueducto y a un distrito de riego en Valledupar. Para lo cual el Gobierno debería priorizar y garantizar la realización de este proyecto', pero no se materializó.
A nivel local también fue incluido en el Plan de Desarrollo Municipal 2008 – 2011 'Valledupar te quiero'; no obstante, para la vigencia 2008 no se realizaron inversiones ni apropiaciones para dar continuidad al proyecto que a partir del 2009 se retoma en cabeza del Instituto de Desarrollo Rural, Incoder.
Indígenas se oponen
Entonces el Incoder inició un proceso de consulta para tratar de conseguir la licencia ambiental con las participación de los ministerios de Ambiente y de Interior, pero el 22 de diciembre de 2009, mediante un comunicado, expresaron que por decisión del Concejo Territorial de Cabildos CTC no estaban de acuerdo con el embalse de Besotes y se oponían abiertamente a su realización. Lo que estancó el proyecto.
Arukín Torres, interlocutor del pueblo arhuaco, sostuvo que 'no es un capricho de las comunidades indígenas su desacuerdo con el proyecto, en la zona donde se plantea construir la represa es territorio ancestral, allí está ubicada una comunidad, y en esa zona del asentamiento Ikarwa es la única donde se produce el árbol que sirve para la fabricación de los poporos, elemento cultural de las etnias; este es un espacio sagrado, además creemos que no es viable por los impactos ambientales que causaría en la Sierra. El argumento del proyecto es garantizar agua para el futuro de Valledupar, pero sino cuidamos el río, sino garantizamos su protección, eso puede ser un fracaso, tampoco hay garantías de seguridad, ya vemos lo que está pasando con Hidroituango'.
De acuerdo con los estudios, la represa se localizaría en la cuenca del río Guatapurí en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, territorio ancestral de los pueblos indígenas Kogui, Wiwa, Arhuaco y Kankuamo.
‘Falta decisión del Gobierno’
El presidente de la Cámara de Comercio de Valledupar, José Luis Urón, precisó que el proyecto ya está sobrediagnosticado y lo que falta es decisión del Gobierno nacional para hacerlo realidad, garantizando su financiación, y concertar con las comunidades indígenas que se oponen al mismo.
'No hemos logrado avanzar en el tema de la consulta previa, tampoco en conseguir los dineros que se requieren, pese a que es una necesidad apremiante de la región; hemos mantenido la esperanza por medio siglo y se ha incorporado varias veces en los planes de desarrollo de la Nación, sin que exista una luz al final del túnel', sostuvo.
Elías Ochoa Daza, alcalde de Valledupar en dos periodos (95-97, 2001-2003), en cuya segunda administración se invirtieron en esa época 1.200 millones de pesos para nuevos diseños, dijo que 'no ha habido la suficiente voluntad política para sacar adelante la construcción de la represa tanto por el Gobierno nacional como por los departamental y municipal, al principio todos arrancan, hacen reuniones y después el tema se va apagando; en dos oportunidades el proyecto fue incluido en el Plan Nacional de Desarrollo, pero no se concretó, creo que ha faltado dedicación'.
El director de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Julio Suárez, precisó que 'dado que el embalse se proyecta en zona de reserva forestal, le corresponde al Ministerio de Ambiente el procedimiento de sustraer esa área para su construcción, y por la cantidad de agua que se almacenaría, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales sería la competente para el permiso, entonces Corpocesar prácticamente ha mantenido una posición casi que neutral para pronunciarnos al respecto'.
Es factible
En mayo de 2017, la firma Integral Ingenieros Consultores presentó un estudio de factibilidad sobre el embalse Los Besotes. El proyecto requiere recursos del orden de los 150 millones de dólares que aportarían el Gobierno nacional (70%), el departamental (20%) y el Municipio (10%).
En esa fecha, el entonces contralor general Edgardo Maya Villazón manifestó que existe una propuesta del Banco Interamericano de Desarrollo para la realización de un crédito blando a la Nación por 20 años, para la construcción de la represa. No obstante, siguen los escollos para que medio siglo después de la primera iniciativa, el proyecto siga siendo un sueño para Valledupar.