Los bebés de animales se han convertido en grandes estrellas de las redes sociales. Y es que al parecer nadie puede resistirse a la belleza de los animales recién nacidos, por eso llaman tanto la atención de los internautas.
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Bebés como Moo Deng, el hipopótamo pigmeo, Pesto, el pingüino y Biscuits, la foca, entre otros, brillaron en internet, y se robaron más de un ‘like’. Sobre este fenómeno, los expertos explican por qué las personas no pueden resistirse a la ternura que emanan estos recién nacidos.
De acuerdo con Joshua Paul Dale, profesor de la Universidad Chuo de Tokio, las personas buscan la ternura porque las “hace sentir bien”.
“La percepción de la ternura atrae nuestra atención muy rápidamente (en 1/7 de segundo), desencadenando una respuesta en el córtex orbitofrontal, la red de placer y recompensa del cerebro. Esta rápida actividad neuronal parece ir seguida de procesos de evaluación más lentos que provocan comportamientos de cuidado, disminuyen la agresividad y activan redes implicadas en el juego, la empatía y la compasión”, explicó el autor de “Irresistible: Cómo la ternura conectó nuestros cerebros y conquistó el mundo”.
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Pero, ¿qué hace que algo sea tierno?, sobre este interrogante, National Geographic publicó información obtenida del artículo de 1943 del etólogo austriaco Konrad Lorenz, quien revela aspectos claves sobre la ternura.
Para Lorenz algunos de los rasgos que pueden generar ternura son: “cabeza grande en relación con el tamaño del cuerpo; frente prominente; ojos grandes y hundidos en la cabeza; nariz y boca pequeñas y cerradas; mejillas y cuerpo redondos y regordetes; extremidades cortas y gruesas; y movimientos tambaleantes”.
A esta colección de atributos, Lorenz la denominaba kindchenschema, o esquema del bebé.
Asimismo, el experto establece que la ternura desencadena un comportamiento de cuidado, crianza y protección.
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Referente al esquema del bebé, Joshua Paul Dale indica que se puede presentar en otras especies, es por ello, que los humanos sientan la necesidad de cuidado y desarrollen ternura por los animales.
“Básicamente, la ternura ha funcionado tan bien en nuestra evolución que se extiende fácilmente para desencadenar una respuesta de ternura hacia animales y objetos”, indica Dale.
Por su parte, Kamilla Knutsen Steinnes, doctoranda en análisis del comportamiento de la Universidad Metropolitana de Oslo, también citada por National Geographic, señala que el desarrollo de la ternura va más allá del instinto de cuidado.
“Aunque muchos estudios demuestran que nuestra respuesta a la ternura está profundamente arraigada en el cuidado parental y la supervivencia de los mamíferos, cada vez hay más estudios que sugieren que va más allá del cuidado”, dijo.
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Y añade “La ternura puede evocar kama muta (la sensación de conmoverse), compasión, preocupación empática, amor cariñoso, kawaii o agresión tierna”.
Esta información también refrendad por Dale, quien señala que “el sentimiento de kawaii fomenta la afiliación, que es un vínculo social en un sentido más amplio que el mero cuidado. Por eso sentir que algo es lindo nos hace querer acercarnos a ello, aunque no tengamos ningún deseo particular de protegerlo o cuidarlo”.