La inteligencia puede que sea una virtud que viene de nacimiento o, al menos, eso es lo que algunas personas experimentan lo vemos en los niños superdotados que tienen la habilidad de aprender de manera rápida casi que cualquier cosa, pero eso no es un indicador que quienes no nacieron con esas características mentales no puedan desarrollarlo con el pasar del tiempo.
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Investigaciones científicas han demostrado que el coeficiente intelectual puede compararse con un músculo que con entrenamiento se puede fortalecer y desarrollar. Tal cual ocurre con la inteligencia.
Los expertos han dicho que existen por lo menos cuatro estrategias que nos pueden ayudar a potenciar el crecimiento intelectual: mentalidad de crecimiento, entrenamiento físico, aprender cosas nuevas y evitar la dependencia de juegos de entrenamiento mental.
Mentalidad de crecimiento
Este punto se considera fundamental para desarrollar la inteligencia, ya que se basa en la creencia de que nuestras habilidades y capacidades pueden mejorar con el tiempo a través del esfuerzo, la dedicación y el aprendizaje.
Esto tiene su sustento en el concepto propuesto por la psicóloga Carol Dweck, quien identificó dos tipos de mentalidades: la mentalidad fija (la creencia de que las habilidades son innatas y no pueden cambiar) y la mentalidad de crecimiento (la creencia de que podemos mejorar nuestras habilidades con trabajo y perseverancia).
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Entrenamiento físico
La relación entre la actividad física y la inteligencia está respaldada por diversas investigaciones científicas que muestran cómo el ejercicio puede mejorar el rendimiento cognitivo y la salud mental. Además de mejorar la salud física, el ejercicio puede optimizar nuestras capacidades mentales al aumentar la concentración, la memoria, la creatividad y la resiliencia emocional.
Incorporar la actividad física en la rutina diaria nos ayuda a favorecer la oxigenación lo que mejora la memoria y la concentración. Asimismo, durante la actividad el cuerpo libera endorfinas, neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y crean una sensación de bienestar. Un cerebro menos estresado y ansioso es más eficiente para pensar de manera clara, tomar decisiones y concentrarse.
Estudios han demostrado que el ejercicio puede aumentar el volumen de materia gris en el cerebro, particularmente en áreas asociadas con el aprendizaje, la memoria y el control de emociones. Esto puede mejorar la capacidad cognitiva general y el rendimiento intelectual.
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Aprender cosas nuevas
La inteligencia no es algo fijo; se puede desarrollar y expandir a lo largo de toda nuestra vida. Cuando aprendemos algo nuevo, activamos y entrenamos diversas áreas del cerebro, lo que tiene efectos directos en nuestra capacidad para pensar, resolver problemas y adaptarnos a nuevas situaciones.
Esto también puede ayudar a mejorar la memoria y el almacenamiento de información y es que cuando se enfrenta a una nueva información o habilidad, se necesita procesarla, almacenarla y recuperarla. Este proceso fortalece la memoria a largo plazo y mejora la capacidad del cerebro para organizar y almacenar información de manera más eficiente. A medida que más información se almacena, nuestra capacidad para recordar y aplicar lo que hemos aprendido también mejora.
Evitar la dependencia de juegos de entrenamiento mental
Existen apps que prometen entrenar al cerebro, sin embargo, de acuerdo con el portal de salud WebMD, no hay estudios concluyentes que sugieran que estos juegos puedan ayudar en lo que prometen y, por el contrario, pueden crear una dependencia a los dispositivos móviles.
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Opuesto a esto, los especialistas recomiendan invertir ese tiempo que se pasa en las pantallas en hábitos que sí están probados como la lectura, el aprendizaje de nuevas habilidades o el desarrollo de proyectos creativos.