El asteroide 2024 YR4 captó la atención mundial recientemente cuando fue detectado por el sistema ATLAS financiado por la NASA.
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En un primer momento, este objeto representó una posible amenaza de impacto con la Tierra, el 22 de diciembre de 2032, lo que generó gran preocupación debido a que la probabilidad de colisión alcanzó un 3 %, el valor más alto registrado para un objeto de su tamaño.
La situación motivó una rápida respuesta de la comunidad científica. A medida que obtuvieron nuevos datos, la probabilidad de impacto disminuyó a menos del 1 %, descartando finalmente un riesgo real para el planeta.
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Este tipo de monitoreo es realizado por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA, en colaboración con otras organizaciones científicas a nivel global.
Entre ellas se encuentra el Centro de Planetas Menores, ubicado en el Observatorio Astrofísico Smithsoniano en Massachusetts. Esta institución recoge y verifica observaciones de asteroides y cometas, y distribuye los datos a través del Nodo de Pequeños Cuerpos de la NASA. Cuando se detecta un nuevo objeto cercano a la Tierra (NEO), su información se publica para que científicos y astrónomos amateurs puedan realizar un seguimiento que permita determinar su trayectoria con mayor precisión.
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Si se identifica una amenaza potencial, el CNEOS informa a la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA, la cual gestiona los esfuerzos para proteger a la Tierra de asteroides peligrosos. Esta oficina también lidera la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), que agrupa a observadores y especialistas de todo el mundo.
Además de la detección temprana, la ciencia ha comenzado a desarrollar métodos activos de defensa planetaria. Un ejemplo destacado es la misión DART, que en 2022 logró desviar la trayectoria del asteroide Dimorphos al impactarlo intencionalmente, reduciendo su órbita en 33 minutos. Este experimento demostró que es posible modificar la trayectoria de un asteroide, abriendo nuevas posibilidades para enfrentar futuras amenazas.
La NASA planea lanzar en 2027 el observatorio espacial NEO Surveyor, una misión diseñada específicamente para buscar objetos cercanos a la Tierra que podrían representar un riesgo. La información obtenida será de acceso público, permitiendo a científicos de todo el mundo participar en la vigilancia del espacio.
Gracias a estas iniciativas, la defensa planetaria se ha convertido en uno de los trabajos colaborativos más relevantes del mundo actual, uniendo conocimientos y tecnologías con un objetivo común.