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En 1969 Adriana Ocampo estaba sentada junto a sus vecinos, frente al único televisor que había en el vecindario. Era el 20 de julio, la misión Apolo 11 de la Nasa era un éxito, el hombre había pisado y estaba caminando por primera vez la superficie de la Luna.

Esa pisada se la había imaginado muchas veces Adriana con cacerolas de la cocina de su casa en la cabeza. La tripulación no era Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins; en su caso era Tauro, un perro de raza Fox Terrier tricolor, 'blanquito con manchitas negras y marrones', como ella lo describe. Él y una sábana conformaban la cápsula en la que irían a conquistar el espacio.

Tauro recibió ese nombre porque había una constelación que Adriana siempre podía identificar, y como cualquier persona, soñaba a lo grande. 'Para ahí vamos', le decía a su 'fiel acompañante'.

Años más tarde, Ocampo lo ha conseguido. Esta geóloga planetaria, nacida en Barranquilla, pero con un toque 'multicultural', como lo llama –lo cual se puede identificar en su acento argentino–, es la directora del programa de la Ciencia de la Nasa y lidera el programa Nuevas Fronteras, en el que comanda las misiones a Plutón, Júpiter y Venus.

Las cuatro estrellas que iluminan su vida están más presentes que aquellas que podía identificar desde el techo de su casa junto a Tauro. Víctor Alberto Ocampo, su padre; Teresa Uria de Ocampo, su madre, y sus hermanas Sonia y Claudia Ocampo.

Aunque Víctor y Claudia ahora no están con ella, Teresa y Sonia se encargan de entender cada descubrimiento, apoyar cada misión y ser las copilotos ideales en cada aventura que Adriana emprenda en lo que llama su 'Disneylandia'.

Esta geóloga planetaria habló con EL HERALDO desde su oficina en la sede de la Nasa, en Washington D.C. , de los proyectos en los que se encuentra, la posibilidad de encontrar vida en otros planetas y recordar sus raíces colombianas.