Compartir:

El eclipse lunar más largo del siglo XXI tiñó de rojo este viernes a nuestro satélite, mientras que Marte, casi en su punto más cercano a la Tierra, brilló con todo su esplendor, deleitando a medio mundo, aunque las nubes en los cielos europeos eclipsaron la fiesta.

El doble espectáculo pudo observarse a simple vista, sin necesidad de protección como ocurre con los eclipses de Sol, con la salvedad de las nubes.

'Lo único que tienen que hacer es... salir', animó a los aficionados la Royal Astronomical Society de Londres. 

El fenómeno completo empezó a las 17H14 GMT y terminó a las 23H28 GMT del viernes. 

El momento más interesante del eclipse, cuando la Luna se encuentra completamente en el cono de sombra proyectado por la Tierra, empezó a las 19H30 GMT y se extendió hasta las 21H13 GMT.

El eclipse, que corresponde al momento en que la Luna se sumerge en la sombra de la Tierra, pudo verse total o parcialmente en medio mundo: África, Europa, Asia y Australia. Pero es en el este y el sur de África donde mejor se apreció el espectáculo.

En todos los países concernidos se organizaron actividades para observar el fenómeno.

Cerca del lago Magadi, a 100 km al suroeste de Nairobi, una pareja, Susan Muraban y Chu Owen, instalaron su propio telescopio para que los vecinos pudieran admirar el espectáculo.

'Ya lo hicimos cuando el eclipse solar de 2016', dijo Susan Murabana, de 39 años. En esa ocasión vinieron unos 300 miembros de la comunidad local, en su mayoría indígenas Masai. 

El lago Magadi está en una región aislada, lejos de la contaminación lumínica de las ciudades.

'Hasta hoy, yo pensaba que Marte, Júpiter y los otros planetas eran obra de la imaginación de los científicos', dijo a la AFP Purity Sailepo, de 16 años. 

En Alemania, los planetarios, las asociaciones de astrónomos aficionados y también los profesionales invitaron a los curiosos a observar el fenómeno. 

'Es un fenómeno único', dijo Sven Melchert, director de la Asociación de Amigos de las Estrellas de Heppenheim en el este de Alemania, citado por la agencia DPA. 

Al mismo tiempo, en Túnez, más de 2.000 personas se congregaron en la Ciudad de las Ciencias de la capital para admirar el eclipse, incluyendo numerosos niños, que esperaban su turno para mirar la luna a través de los telescopios. 

El fenómeno fue menos espectacular en el Condado de Dorset, en el suroeste de Inglaterra, donde quedó empañado por las espesas nubes, como ocurrió en buena parte de Europa. 

'Es decepcionante', declaró Tish Adams, de 67 años, en la estación balnearia de West Bay. 

Visible en la costa oriental de América Latina

En América Latina el eclipse fue visible en la penumbra crepuscular del viernes en la costa oriental del continente, en Brasil, Uruguay y Argentina, aunque el invierno austral complicó la observación.

En Madrid, el ayuntamiento propuso a los habitantes disfrutar del espectáculo junto a un lago en el gran parque de Pradolongo, al sur de la ciudad, un evento amenizado por artista español de música electrónica Pional.

La isla de la Reunión, un territorio francés en el Océano Índico, ubicado en el hemisferio sur, se perfilaba como uno de los mejores lugares para ver el fenómeno. Pero lo habitantes no se precipitaron a las calles para admirar a los astros, tal vez por el frío del invierno meridional sumado a la nubosidad. 

'Bueno, después de todo no es nada tan extraordinario tampoco', dijo un joven más preocupado por la fila para entrar a una discoteca que por el aspecto de la luna. 

Marte, el otro protagonista

Para que tenga lugar un eclipse de Luna se necesita una alineación casi perfecta entre el Sol, la Tierra y la Luna. Así, cuando nuestro planeta se encuentra entre la estrella y el satélite, proyecta su sombra sobre la Luna oscureciéndola. 

La Luna llena entra poco a poco en la penumbra y después en la sombra para encontrarse totalmente a oscuras antes de salir progresivamente de dicha zona.

Esta fase, denominada fase de 'totalidad', duró casi una hora y tres cuartos (103 minutos), lo que constituye el eclipse de Luna más largo del siglo XXI.

Privada de los rayos del Sol, la Luna no solo se oscurece sino que toma un tinte color ladrillo: la atmósfera terrestre desvía los rayos rojos de la luz procedente del Sol hacia el interior del cono de sombra, que se reflejan así en la superficie de nuestro satélite natural.

El otro protagonista de la noche fue el planeta Marte,  situado a 57,6 millones de kilómetros de la Tierra. Habrá que esperar hasta 2035 para volver a ver el 'planeta rojo' tan cerca de nosotros.