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El astrofísico británico Stephen Hawking, que desafió las expectativas de una muerte temprana para convertirse en el científico más popular del mundo, falleció este miércoles a los 76 años en la ciudad universitaria inglesa de Cambridge.

Hawking dedicó su vida a conocer todos los misterios del universo, revelar su origen y ser un divulgador de ciencia para la sociedad.

Nació en Oxford, hijo de profesores, y murió en Cambridge, dos grandes centros británicos del saber en los que destacó esta 'mente brillante y extraordinaria', en palabras de la primera ministra Theresa May.

'Estamos profundamente tristes por la muerte de nuestro querido padre', anunciaron los hijos de Hawking, Lucy, Robert y Tim, en un comunicado. 'Fue un gran científico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado perdurarán muchos años'.

A mediados de los años 60 los especialistas médicos le dieron solo unos años de vida después de que le diagnosticaran una forma atípica de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que ataca las neuronas motoras encargadas de controlar los movimientos voluntarios y que lo dejó en silla de ruedas.

En el caso del astrofísico, únicamente era capaz de controlar un músculo de su cuerpo: el de la mejilla.

Él siguió trabajando todo este tiempo, en su silla de ruedas y conectado a un respirador artificial. El único músculo que podía mover le servía para comunicarse mediante un ordenador que interpretaba sus gestos faciales y los traducía a una voz electrónica que se convirtió en su carta de presentación.

Trabajo

David Tovar Rodríguez, codirector del Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología de la Universidad Nacional de Colombia, explica que dentro de los múltiples trabajos del británico se destaca 'conocer qué ocurría con los lugares del Universo donde existieran singularidades matemáticas', es decir, donde las leyes de la física y la matemática no existieran.

Postuló cómo se da el proceso de evaporación de estos cuerpos, 'demostró que los agujeros negros no son eternos y tenían un proceso de radiación'. Eso creó un término muy conocido en el mundo de la cosmología y de la astrofísica llamado ‘radiación Hawking’, lo que equivale a aquella que producen los agujeros negros cuando están desapareciendo.

Juan Diego Soler, astrofísico colombiano e investigador del Instituto Max Planc, en Alemania, señala por su parte que Hawking 'comenzó su carrera en un momento en el que la cosmología y el estudio del universo como un todo no estaba desarrollado. Hizo predicciones que después llevaron a concluir que hubo un Big Bang'.

En el lado de divulgación científica, indican ambos, era un autor de libros a través de los que popularizó conceptos de la astrofísica que son complicados: agujeros negros, de gusanos, entre otros.

'Escribió uno de los libros más relevantes de nuestra época, Breve historia del tiempo, de una manera que todos podían entender la ciencia', apunta Tovar.

Soler comenta que en el último periodo de su vida señaló problemas que afectan a todos los seres humanos. 'Por ejemplo, que estamos destruyendo el planeta'.