Un cohete reutilizable, Falcon 9, de la compañía privada SpaceX, despegó sin problemas desde la base estadounidense Vandenberg, en California, cargado con los dos nuevos satélites, así como con cinco satélites más de la red de comunicación Iridium. La misión ha sido bautizada como Grace-FO.
La misión anterior, Grace, permitió medir que Groenlandia estaba perdiendo más hielo que el que sugerían las observaciones desde tierra. Los satélites también han registrado con exactitud lo que ha perdido la Antártida, una región muy difícil de estudiar.
Sus equipos producen mapas coloreados de rojo y azul; el rojo muestra una pérdida de agua y el azul muestra aumento. El mapa de California, por ejemplo, se coloreó fuertemente de rojo durante la sequía que afectó al estado estadounidense hasta hace poco: científicos y poderes públicos pudieron cuantificar el nivel de disminución de las aguas subterráneas.
Por el contrario, otras regiones del mundo, como el delta del Okavango, en Botsuana, vieron subir sus reservas de agua entre 2002 y 2016 debido a las fuertes precipitaciones.
La renovación de la misión confirmará o refutará estas tendencias: aumento de los océanos, derretimiento del hielo, agotamiento de algunos acuíferos.