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Una consecuencia poco estudiada del cambio climático es que el aumento de las temperaturas estimula el crecimiento de los insectos y, por lo tanto, de las plagas que devoran cultivos como el maíz, el arroz y el trigo.

Investigadores de la Universidad Estatal de Washington concluyen, en un estudio publicado ayer en la revista Science, que la producción agrícola mundial verá su rendimiento reducido porque una característica fisiológica universal de los insectos es que mientras más calor hace, más comen.

Además, en las regiones templadas, el aumento de las temperaturas también hará que los insectos se reproduzcan más rápido, y ambos efectos se sumarán.

'Habrá más insectos y comerán más', dice Curtis Deutsch, uno de los autores del estudio, profesor de oceanografía en la Universidad de Washington.

Europa, EEUU y China, grandes productores de cereales, se verán más afectados que los países en regiones tropicales como Brasil o Vietnam, donde los insectos ya están aprovechando al máximo las condiciones climáticas.

Evaluar las pérdidas agrícolas adicionales es un ejercicio difícil, pero los investigadores lo han hecho simulando el impacto de un aumento de 2°C en el metabolismo de los insectos y calculando su apetito.

Una especie invasora se beneficiaría particularmente: el pulgón ruso del trigo. Este insecto verde, de uno a dos milímetros, colonizó EEUU en 1980 y atacó el trigo y la cebada.

Hasta ahora, principalmente se había estudiado el efecto del calentamiento global en el desarrollo de las plantas. Deutsch espera que este trabajo aliente a más científicos a estudiar el efecto sobre los insectos en regiones particulares.