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Catar es más conocido por su producción de gas y su aerolínea que por sus iniciativas ecologistas, pero en este rico emirato del Golfo muchos habitantes quieren iniciarse en las reglas de una forma de vida sostenible.

En un mercado al aire libre en Doha, los vendedores intentan convencer a sus clientes para que consuman respetando el medio ambiente, y animan a los compradores a evitar botellas, cubiertos y platos de plástico y a utilizar los productos reutilizables.

'Si una o tres personas más terminan esta temporada reduciendo sus desechos o su huella de carbono, creo que será genial. Cuanto más impulsemos a las personas para que cambien, mejor será', dijo a AFP Ghada al Khater, directora de innovación en el mercado de Torba.

Hasta la creación de este mercado de agricultores, en el noroeste de Doha, 'las personas no necesariamente tenían los medios o el lugar' para cambiar sus hábitos.

Expatriados y cataríes se codean en los corredores de este mercado, rodeados de plantas cultivadas localmente, comprando café servido en tazas reutilizables y llenando sus bolsas con pan de masa fermentada horneado de manera artesanal.

En una cabina, voluntarios distribuye tazas de porcelana sin cargo, siempre que se las devuelvan, para lavarlas y reutilizarlas.

Las botellas de plástico de uso único están prohibidas y las fuentes ofrecen agua gratis a los visitantes y también a sus perros.

Lanzado en 2016, el mercado ahora tiene docenas de puestos y recibe hasta 5.000 visitantes cada fin de semana durante el otoño y el invierno.

Efectos en el mar

'Soy un buzo y he visto lo que el plástico le hace al océano. En Doha o en otros lugares, veo los efectos. Es muy agradable ver a Doha tomar iniciativas', dijo Rachid al-Kuwari, de 28 años y cliente regular del mercado.

'Ya en 1974, Qatar adoptó una ley de ‘limpieza general’ y en su constitución de 2004 a 'proteger el medio ambiente y el equilibrio ecológico'.

Pero el plástico de un solo uso sigue siendo omnipresente y el reciclaje está poco desarrollado. El país produce 2,5 millones de toneladas de residuos sólidos, ya sea de origen doméstico, de sus industrias o el sector de la construcción.

Apenas el 8% de estos residuos sólidos se recicla, según las estadísticas oficiales.

Catar tiene como objetivo aumentar esta tasa al 15% para la Copa Mundial de fútbol de 2022, de la cual es el país anfitrión. Sin embargo, los servicios municipales no clasifican los residuos recogidos.

A modo de comparación, Alemania, el líder mundial en este campo, recicla el 67% de los residuos domésticos, el 70% de los residuos industriales y el 90% de los residuos del sector de la construcción.

En la región del Golfo, cada habitante produce un promedio de 1,5 kg de desechos por día, de los cuales alrededor del 14% son de plástico, según un estudio de la Universidad de Catar.

Frustración

Habiéndose convertido en consultora del mercado de Torba para estilos de vida sostenibles, la neozelandesa Sarah Cameron no escatima esfuerzos.

'Me dijeron que debería tener una identificación de policía', se ríe mientras atiende el puesto que vende jugos de frutas en el mercado.

'A veces es frustrante. Se nos ocurrieron grandes ideas, y luego nos dimos cuenta de que teníamos que comenzar un poco atrás. Cada año, vamos un poco más lejos y somos más estrictos en términos de sostenibilidad', dijo.

El emir de Catar, el jeque Tamim ben Hamad Al-Thani, prometió en 2019 a las Naciones Unidas que la Copa Mundial 2022 tendría un balance de carbono neutral, sin dar detalles sobre cómo el país lo lograría.

Una de las medidas previstas por los organizadores podría ser la prohibición de botellas desechables de plástico en los estadios.

Pero por ahora, Catar tiene el mayor nivel de desechos plásticos per cápita de cualquier país del Golfo, según el investigador Sultan al-Salem.

Los cataríes exhiben regularmente las más elevadas emisiones de CO2 per cápita del mundo, y la economía de Catar se basa en gran medida en los combustibles fósiles.

El país es uno de los tres principales productores de gas a nivel mundial y comparte un enorme yacimiento de gas con Irán.

Pero para Youssef al-Derbasti, un estudiante de 18 años que vino con familiares al mercado de Torba, 'es posible entretener a las personas (...) mientras se les informa' sobre estilos de vida sostenibles.