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Manuel Octavio Bermúdez, considerado como el segundo de Luis Alfredo Garavito y señalado de haber abusado sexualmente de por lo menos 34 niños, murió en la emboscada de este jueves 17 de octubre camión del Inpec en la vía que comunica de Cali a Popayán.

En el vehículo del Inpec se transportaban tanto dragoneantes como privados de la libertad, entre ellos el abusador sexual en serie junto con un hombre que habría sido identificado como Pedro Hurtado, señalado de ser paramilitar. El ataque dejó cuatro muertos y cinco heridos en la vía Panamericana.

Este hombre era trasladado desde Popayán a Palmira por dragoneantes del Inpec en el sector de El Pescador cuando fueron atacados por supuestos disidentes de las Farc, algo que es materia de investigación.

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La ministra de Justicia y del Derecho, Angela María Buitrago, rechazó el ataque. A través de un comunicado, indicó que “lidera y coordina con el director del Inpec, coronel Daniel Fernando Gutiérrez, las acciones, apoyos y ayudas con las autoridades de alto nivel, quienes han prestado toda su colaboración de manera inmediata”.

Manuel Octavio Bermúdez, considerado uno de los peores depredadores sexuales

Sobre Manuel Octavio Bermúdez, a quien se le conoce como el ‘Monstruo de los Cañaduzales’, se sabe que fue capturado en 2003 por su responsabilidad en el asesinato y abuso sexual de más de 30 niños en el Valle del Cauca en la década de 1990.

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De hecho, el sujeto seguía el ‘modus operandi’ de Garavito, el mayor depredador sexual en la historia de Colombia. En su momento, en la celda de Bermúdez se encontraron varias cosas alusivas al abusador: un libro sobre la vida y los crímenes de Garavito, y diferentes recortes de prensa sobre declaraciones y detalles de su captura en abril de 1999, según señaló El Tiempo.

Tras su captura, Bermúdez confesó que asesinó a 23 niños desde 1999 hasta 2003, aunque autoridades indicaron que la cifra pudo ser mucho más alta. Las víctimas tenían entre 9 y 13 años.

El sujeto dejaba tirados los cuerpos en campos sembrados de cañas de azúcar, por lo que fue llamado el ‘Monstruo de los cañaduzales’.

Además tenía una venta ambulante de helados en el Valle del Cauca, fachada que utilizaba para acercarse a los niños, para abusar de ellos y luego asesinarlos.

Fue condenado inicialmente a 56 años de prisión, pero la pena le fue reducida a 26 años por acogerse a sentencia anticipada y por mostrar buen comportamiento y colaboración con la justicia.