Una nueva modalidad de extorsión tiene en alerta a los colombianos luego de que se conociera esta semana el relato de una mujer que es víctima de amenazas de muerte. Todo comenzó cuando recuperó el celular que había dejado olvidado dentro de un vehículo que le prestó el servicio de transporte.
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Según contó la mujer a la emisora capitalina ‘La FM’, en septiembre pasado perdió su dispositivo móvil en un carro que consiguió a través de la aplicación Uber para un viaje corto. Sin embargo, pudo recuperarlo porque el conductor se contactó con ella y le propuso devolvérselo a cambio de dinero.
La mujer aceptó pagarle al conductor para tener de vuelta su celular. Fijaron fecha y hora, se encontraron, él le devolvió el dispositivo y ella le entregó el dinero.
El asunto parecía haberse resuelto con cierta facilidad, aunque no debió existir una exigencia económica por parte del hombre para regresar el celular. Pero lo peor apenas estaba por comenzar.
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Días posteriores a ese encuentro sujetos desconocidos empiezan a cobrarle supuestas deudas que había adquirido la mujer. Según explicó a ‘La FM’, durante el tiempo que su celular estuvo perdido, instalaron en dicho dispositivo varias aplicaciones de préstamos ‘gota a gota’, una de ellas llamada ‘Dinero Bacano’, ninguna regulada por la Superintendencia Financiera de Colombia.
Se dio cuenta además que habían robado sus datos personales y que, de alguna manera, tenían acceso a su celular.
“A la semana empecé a sufrir una serie de extorsiones sobre deudas que yo nunca he adquirido, sobre plataformas virtuales en donde se hacen préstamos ‘gota a gota’. Dentro de mi celular había fotos de mi cédula.
(...) Llamaban incesantemente a mi celular o me enviaban mensajes de WhatsApp de números desconocidos o de números de otros países, diciéndome que yo tenía este tipo de deudas, en donde me decían que debía pagar el total de la deuda”, relató a ‘La FM’.
La intimidaban diciéndole que tenían “copia y acceso total” a su celular. Como prueba de esto, le enviaban fotos de los registros de llamadas que ella había realizado recientemente a su pareja, familiares y amigos.
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Por miedo a que su vida o la de sus seres queridos estuviera en peligro, la mujer cedió ante las extorsiones durante un mes, en el que alcanzó a pagar alrededor de 7 millones de pesos.
Después de varias semanas decidió poner el caso en conocimiento de las autoridades. La Policía le recomendó que detuviera los pagos y fue entonces cuando le llegaron las primeras amenazas de muerte.
“Me mandaron un video también del descuartizamiento de una persona, diciéndome que si yo no pagaba me iban a hacer lo mismo, que ya sabían dónde vivía, que iban a quemar mi casa, que iban a matar a cada miembro de mi familia y le iban a quitar un pedazo, y a mí también”, contó.
La mujer pide a las autoridades garantías de seguridad para ella y su familia, pues teme que las personas que están detrás de las extorsiones les hagan daño.