La crisis humanitaria en el Catatumbo sigue escalando. Decenas de familias han dejado sus hogares en busca de refugio, escapando de la violencia que se recrudece por los enfrentamientos entre grupos armados ilegales. Ante esta realidad, la Procuraduría General de la Nación ha tomado medidas urgentes para garantizar la atención a las víctimas y preservar sus derechos.
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De acuerdo con lo que dio a conocer la entidad, desde Ocaña, un equipo recopila los testimonios de los desplazados. Entre estas historias, algunas narran cómo comunidades enteras de lugares como Sardinata y Tibú han tenido que abandonar lo poco que tienen, dejando atrás sus tierras y su cotidianidad para buscar un lugar seguro.
Hasta el momento, 70 personas han llegado a Cúcuta, mientras que en el Seminario de Tibú se refugian al menos 120, provenientes de “Campo 3″ y La Gabarra.
Durante una reunión del Comité de Justicia Transicional en Cúcuta, las autoridades reconocieron la magnitud de la emergencia y declararon la necesidad de redoblar esfuerzos para responder a la crisis.
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En un comunicado reciente, la Procuraduría condenó de manera enfática la violencia que afecta a la población civil, a firmantes del Acuerdo de Paz, a mujeres y a niños. Según el organismo, las disputas entre grupos armados por el control territorial y actividades relacionadas con el narcotráfico están dejando una estela de miedo y desolación en las comunidades.
El procurador Gregorio Eljach afirmó que la situación es “inconcebible” y señaló que el Estado tiene el deber de garantizar no solo la presencia de la Fuerza Pública en la zona, sino también el suministro inmediato de ayuda humanitaria.
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“Es necesario brindar las garantías a las comunidades del Catatumbo y de manera oportuna suministrar las ayudas humanitarias que se requieren ante este grave hecho, y de esa forma lograr que se garantice el adecuado funcionamiento de las instituciones”, señaló.
La Procuraduría también hizo un llamado al Gobierno Nacional para que intensifique las acciones destinadas a identificar y sancionar a los responsables de estos hechos. Mientras tanto, en el terreno, los equipos locales siguen trabajando para ofrecer ayuda a quienes lo han perdido todo y para tratar de devolverles algo de esperanza en medio de la adversidad.
